Una de las pocas opciones que tienen sus habitantes es huir hacia Egipto.
Las fuerzas israelíes bombardearon el viernes las afueras de Ráfah, el último refugio en el extremo sur de la Franja de Gaza, donde los cientos de miles de desplazados, acorralados contra la valla fronteriza, temían un nuevo asalto sin tener adónde huir.
Estados Unidos también inició ataques de represalia en Irak y Siria, según informó el ejército estadounidense, después de que un ataque con drones en Jordania matara esta semana a tres soldados, hechos que probablemente aumenten la preocupación por la espiral de tensiones en Oriente Medio.
La ofensiva estadounidense iban dirigida contra milicianos respaldados por Irán, a los que Washington ha culpado de un ataque con drones, el primer ataque mortal contra fuerzas estadounidenses desde que estalló la guerra entre Israel y Gaza en octubre.
Más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza se encuentran ahora sin hogar y hacinados en Rafah, en la frontera con Egipto.
Decenas de miles más han llegado en los últimos días, llevando pertenencias en brazos y tirando de niños en carritos, desde que la semana pasada las fuerzas israelíes lanzaran uno de los mayores asaltos de la guerra para capturar la adyacente Jan Yunis, la principal ciudad del sur.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo a última hora del jueves que las tropas se dirigirían ahora a Rafah, que junto con Deir al-Balah, al norte de Jan Yunis, es de las últimas zonas que les quedan por asaltar en una incursión de casi cuatro meses.
Al ser la única parte de Gaza con acceso a la limitada ayuda alimentaria y médica que llega a través de la frontera, Rafah y las zonas cercanas de Jan Yunis se han convertido en una
madriguera de tiendas improvisadas que se aferran al barro invernal. El viento y el frío se han sumado a la miseria, derribando las tiendas, inundándolas y anegando el suelo.
Con el servicio telefónico prácticamente cortado en toda Gaza, los residentes se subieron a una berma de arena en la valla fronteriza y se agacharon junto a la alambrada con la esperanza de recibir una señal de móvil egipcia.