El veterano economista de centroderecha Pedro Pablo Kuczynski se imponía el domingo en las elecciones presidenciales de Perú por estrecho margen sobre su joven rival Keiko Fujimori, hija de un encarcelado ex mandatario, según resultados oficiales parciales.
En los comicios más peleados desde el regreso de la democracia en 1980, Kuczynski obtenía el 50,59% de los votos y Fujimori un 49,41% con casi el 52% de las actas procesadas. La tendencia coincide con los resultados pronosticados en dos conteos rápidos de las firmas Ipsos y GfK.
Kuczynski, un ex ministro de Economía de 77 años, había ganado terreno en las últimas semanas con sus promesas de respetar la democracia y acelerar la economía. Pero también recibió un impulso porque es considerado la última oportunidad para detener el regreso de un Fujimori al poder.
Con la carga de su apellido, Fujimori sufrió protestas de muchos peruanos que no olvidan el autoritarismo de su padre, Alberto, condenado a 25 años de prisión por abusos a los derechos humanos y corrupción durante su década en el poder (1990-2000).
“Estoy orgullosa que Perú se haya acordado lo que pasó hace mucho tiempo, tengo familia que se ha ido del país por culpa del “fujimorismo” y estoy feliz de este resultado”, dijo Alexandra Gamarra, una estudiante 25 años.
Si los resultados parciales se confirman, Fujimori, de 41 años, perdería por segunda vez la oportunidad de convertirse en la primera mujer en gobernar Perú tras haber caído en el 2011 en otro balotaje frente al saliente presidente Ollanta Humala.
Sea cual fuere el resultado final, no se esperan turbulencias en los mercados financieros porque los dos candidatos han dejado claro que mantendrán el modelo económico de libre mercado que hasta hace unos años hizo crecer al país minero mucho más rápido que a otros vecinos latinoamericanos.
Manteniendo la esperanza
Con los primeros resultados oficiales, los seguidores de Kuczynski, un banquero de inversión que también fue funcionario del Banco Mundial, saltaban y gritaban de alegría frente a su local partidario en un coqueto barrio residencial de Lima.
“Tenemos que ser vigilantes para que no nos roben los votos en la mesa”, dijo Kuczynski a cientos de simpatizantes desde un balcón de la sede partidaria cuando sólo se conocían los conteos rápidos. “Queremos un país democrático y dialogante”.
“Las cifras que vemos en la televisión nos muestra que hay un empate técnico, sin embargo vamos a esperar con prudencia porque toda la noche llegaran los votos del extranjero y del voto rural (de zonas pobres)”, dijo.
Justamente convencer a los pobres fue el enfoque de Kuczynski durante las semanas que antecedieron a la segunda vuelta. Hijo de inmigrantes europeos, al apodado ‘PPK‘ le ha costado conectar con los marginados, que lo ven con escepticismo por su cercanía al empresariado y su educación de elite.
Durante su campaña ha prometido reducir impuestos y ampliar el déficit fiscal para generar más recursos y acelerar la economía.
Aunque muchos creen que ‘el gringo‘ está demasiado maduro para gobernar, es uno de los pocos políticos importantes en Perú que no ha estado envuelto en escándalos de corrupción y eso también parece haber jugado a su favor.
“Voté por PPK porque es un hombre con experiencia, porque no tiene los antecedentes que tiene la otra candidata y porque pienso que tendremos una mayor seguridad, no solo seguridad ciudadana sino seguridad en cuanto al desarrollo del país”, dijo Mario Palomino, un jubilado de 70 años.
Limpiar el apellido
A diferencia de su cruzada anterior por llegar a la presidencia, Fujimori esta vez intentó distanciarse de su padre, que pese a todo aún es elogiado por muchos peruanos por haber acabado con la guerrilla de izquierda y sentado las bases para la expansión económica.
El entorno de la joven Fujimori, apodada ‘la china‘, asegura que si llega a la presidencia buscará limpiar su apellido.
Fujimori promete una mayor inversión en proyectos de infraestructura para avivar la demanda interna y recuperar el ritmo de la economía, que se ha desacelerado en los últimos años por los menores precios de la materias primas.
“Quiere limpiar el nombre de su papá, eso es bueno. A ver si lo hace bien, creo que no va a ser igualita que su papá, va a hacerlo mejor”, dijo Martín Vilchez, de 54 años y empleado en la mesa de partes de un edificio en Lima que votó por la candidata.