[ad_1]
La pasión es algo inexplicable. Pero como trae alegrías, también puede acarrear las peores desgracias. Un fanático de Lionel Messi tuvo la fatídica idea de colocarle a su hijo como nombre el apellido del astro argentino.
En Barcelona, en Argentina o en miles de puntos del planeta, sería un acto natural que sólo acarrearía el interrogante de porqué castigar a un hijo con nombres estrafalarios. Pero este hincha visceral del diez argentino vivía en la región de Sinyar, al oeste de la provincia de Nínive, en el norte de Irak.
Cuando su hijo todavía gateaba, el ISIS se hizo con el control de esa región iraquí. Y comenzó su peculiar purga contra todo lo que considera impuro, que en manos de estos fanáticos extremistas puede englobar lo que se le ocurra a cualquiera de ellos.
Messi jugando con su padre. Están en un campo de refugiados al norte de Irak.
En el caso del pequeño, lo infernal era su nombre. Lo consideraron un infiel y ordenaron a la familia a cambiárselo. Messi, para ellos, era impuro y contrario al Islam. Y ordenaron que pasara a llamarse Hasan.
Mirá también
Un "chico kamikaze", con la remera de Messi
No contentos, secuestraron a toda la familia, Messi incluido. Sólo recuperarían su libertad tras el pago de un rescate. Que tardó años en poder reunirse. Pero la familia lo consiguió y fue liberada.
Ahora el grupo vive en un campamento de refugiados en Dohuk, en el norte de Irak. Ellos pertenecen a la minoría izadí, una de las más perseguidas en ese país por los yihadistas. Pero lo importante es que están libres.
Mirá también
La prensa española, rendida ante un Lionel Messi "de leyenda"
Un pequeño, con la camiseta 10 del Barcelona, corretea pateando una pelota entre las carpas. Pero no es el mismo que antes de ser secuestrado. La violencia psicológica que sufrió Messi lo ha llevado a casi no pronunciar palabra. Y tan importante y tremendo como ello: ama jugar con una ametralladora de juguete, casi a imitación de sus captores.
Messi y su nueva afición, una ametralladora de juguete. No olvida los años de cautiverio con el ISIS.
Que será de su futuro es un interrogante. Sería normal que fuera un futbolista con ese nombre ilustre. Sería desastroso que su nuevo amor por la ametralladora de juguete lo convirtiera en un peligro. Sería maravilloso que fuera un chico que crece sin traumas, miedos, ni odios. Sería bueno que lo dejen vivir sin presiones ni malos recuerdos…
Fuente: The Independent.
[ad_2]
Fuente