Cuando Borrego tenía 13 años -49 años atrás- los médicos del Hospital Santa Maria de Lisboa le diagnosticaron una distrofia muscular incurable. El luso acabó utilizando una silla de ruedas que arrastró durante más de cuatro décadas. Hasta que en 2010 una neuróloga revisó su caso y descubrió que, en realidad, sufría una miastenia congénita.
Esta rara enfermedad se trata con un medicamento contra el asma que le permitió paliar la debilidad muscular y recuperar la movilidad en sus piernas.
“Todavía me acuerdo bien de Rufino. Cualquier situación como ésta es muy gratificante para un médico, poder cambiar algo en la vida de los pacientes”, dijo Teresinha Evangelista, la neuróloga que le devolvió la movilidad al hombre que lucha por caminar un poco más cada día.
Actualmente, Borrego precisa a sus 62 años de dos sesiones de fisioterapia al año. Evangelista, quien trabaja en el Instituto de Medicina Genética de la Universidad de Newcastle en Reino Unido, contó que “cuando volvió a caminar, el primer paseo de Borrego fue al café de su barrio”. Manuel Melao, dueño del sitio al que acudió el portugués, se sorprendió al verlo entrar por la puerta caminando nuevamente: “Pensamos que era un milagro”, declaró.
Si bien Borrego es una celebridad en su pueblo desde hace algunos años, la noticia salió a la luz gracias al Journal de Notícias de Portugal, que difundió una historia que merecía ser contada. El diario relató que en Alendroal basta preguntar por Rufino para escuchar la respuesta: “Es el que tomó el medicamento para el asma y saltó enseguida de la silla de ruedas”.
“Era el diagnóstico que era posible en ese momento. La miastenia congénita no era conocida y sólo se definió como entidad clínica en los 70. Si bien el diagnóstico original fue errado, no puede hablarse de mala praxis”, afirmó la neuróloga.