A tres años, surge pista de chica desaparecida en Candelaria

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El dato generó mucha esperanza en la familia de la chica, que no da señales de vida desde hace exactamente tres años, cuando salió de su casa del barrio Anselmo de la antigua capital con destino a una despensa del centro y -según testigos- fue subida por la fuerza a una camioneta gris sin dominio, distinta a las que circulan frecuentemente por el pueblo.
Desde entonces, su paradero es un misterio, como también si está viva, pero el deseo de encontrarla para volver a abrazarla jamás menguó en el corazón de sus angustiados padres, Luis López y Beatríz Sosa, quienes siguen tocando puertas de las autoridades provinciales, hasta ahora sin poder lograr su objetivo.
Es más, fue la madre quien, de casualidad, escuchó al pasar parte del relato de ese testigo, quien aseguró haber visto a la joven en la vecina provincia, con la criatura en brazos. No dudó un instante y, casi suplicando, le dijo al hombre que ella era la madre y que esa chica que vio era su hija, que la están buscando desesperadamente desde hace años.
Logró obtener más detalles, contó que ese joven “me dijo que estaba junto a un conocido tomando cerveza en un kiosco cuando pasó caminando quien ellos identificaron como Miriam, con un bebé de pocos meses en brazos. Fue el amigo, que vive en Ituzaingó, quien dijo que era la chica del prostíbulo y al parecer estaba en la casa de un hombre con mucho dinero en el barrio San Jorge. El muchacho me dijo que se acordó de mi hija, que la reconoció”.
La emoción fue tanta que inmediatamente acudió a la comisaría para alertar a los uniformados, que tampoco perdieron tiempo y citaron al joven pero éste se desdijo e incluso recriminó a la madre por haber acudido a la Policía. “Negó que habló conmigo, dijo que no sabe quién es mi hija pero afuera  también me dijo que tenía miedo”, contó Beatríz.
Esas contradicciones no frenaron el nuevo impulso de la investigación. Uniformados correntinos se ocuparon de registrar la zona indicada aunque hasta no tuvieron ningún indicio que los lleve a Miriam. Tampoco estaba en los prostíbulos allanados hace pocos meses, de donde fueron rescatadas varias misioneras.

Tres años de incertidumbre
Miriam salió de su casa para ir a comprar y por el camino se habría encontrado con un conocido a quien pidió que la acercara hasta el centro. Conociendo sus ataques de epilepsia, el motociclista prefirió dejarla frente a la comisaría local junto a un policía que casualmente estaba en la vereda. Desde ese momento, nada más se supo de ella.
Sus padres radicaron muchas denuncias, pero no obtuvieron respuestas. Es más, seis meses después de su desaparición, la fuerza provincial ejecutó un allanamiento en su casa y realizó excavaciones en el patio trasero presumiendo que ellos mismos la habían asesinado y enterrado el cuerpo, lo que generó mucha indignación.
El año pasado, la familia había recibido un llamado telefónico por medio del cual les aseguraban que Miriam estaba retenida en un prostíbulo correntino. “Pero nada hicieron esa vez, veremos qué hacen ahora”, dijo Beatríz. Luis reiteró que se sienten “burlados por la Policía porque nunca nos dieron importancia, nadie la busca y eso duele mucho”.
Mas allá del dolor de no tener a su hija, los padres deben lidiar con las habladurías del pueblo. “Nos hacen pasar por locos, dicen que mi hija apareció y que queremos dar lastima, que mi hija era una loquita y ha de andar vagando por ahí, pero nada de eso es cierto”, dijo llorando desconsoladamente la madre.
Tratando de tranquilizarla, Luis prometió encontrarla: “Voy a morir buscando a mi hija, ojalá que tenga vida para poder abrazarla nuevamente y que vea a los responsables en prisión”.

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