Burriers: las mulas que trafican pesos y dólares para los narcotraficantes

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“Todo lo que sube en cocaína tiene que bajar en dólares”, explica y resume Andrés (su nombre no es real), un argentino que está detenido en una prisión del extranjero. Se refiere a un delito del que casi no se habla y que no suele tener presencia en los medios de comunicación: el de “las mulas de dinero”, que de tanto en tanto caen detenidas en aeropuertos o fronteras por trasladar decenas o cientos de miles de euros o dólares destinados a pagar cargamentos de drogas. Se dice que el dinero “baja” porque los cargamentos salen de Sudamérica y “suben” a Estados Unidos, Europa o Asia. Y el dinero tiene que “bajar” de retorno a Sudamérica. Solo es al revés con los envíos de drogas sintéticas: pastillas de éxtasis que llegan al sur desde Europa o Asia.

En la jerga de algunos países, a las “mulas” se las llama “burriers”. Andrés, que cumple una condena justamente por este delito, le explica a Clarín que cada “burrier” recibe, por lo general, entre el 7 y el 10% del dinero que traslada. Y que si quiere subir su ganancia a entre un 12 y un 15% debe hacerse cargo de lo que traslada en caso de ser detenido. A veces, si el “burrier” es de confianza para la banda le ofrecen un dinero fijo. “Ahora también hay otra modalidad, que se llama ‘trabajo hormiga’”, agrega. “Te dan el pasaje, una noche de hotel y diez mil dólares, que es el máximo permitido para trasladar. Entregás nueve y volvés al día siguiente con mil dólares de ganancia”.

Los fajos de dólares o euros pueden viajar escondidos en las valijas o en cápsulas. Clarín intentó comunicarse con la PSA para conocer el fenómeno en Argentina, pero no recibió respuestas.

La gran mayoría de las bandas del narcotráfico no cuenta con “burriers”, pero se contacta con una “empresa” que recluta gente en distintos países de Latinoamérica y que solo se encarga de hacer ese trabajo. Los capos son colombianos. Trasladan mucho dinero, si se tiene en cuenta que cada kilo de cocaína puede costar, en Europa, unos 25.000 euros, y el máximo de dinero permitido para viajar es de 10 mil dólares.

“En Argentina los vuelos de cabotaje son un descontrol”, le cuenta a Clarín un investigador. Y reconoce que en el ambiente del narcotráfico se dice que es más seguro enviar el dinero en vuelos que por tierra. Primero, por los distintos controles que hay en las rutas y por las posibles “mejicaneadas” de bandas de ladrones. Segundo, porque el traslado por tierra implica más gente: “custodios” que tienen que ir escoltando en otros autos al que lleva la carga, advirtiendo de posibles controles. Así y todo la mecánica terrestre es habitual en nuestro país: es cada vez más habitual que Gendarmería encuentre vehículos que llevan dólares o pesos escondidos en doble fondos, paneles ocultos o en el relleno de los asientos, por ejemplo.

Sin embargo, la modalidad más habitual sigue siendo la del tráfico aéreo. El 29 de octubre pasado un hombre fue detenido en el aeropuerto de Salta con un bolso de mano en el que llevaba 3,4 millones de pesos. El fiscal federal Ricardo Toranzos explicó que el apresado tenía antecedentes por lo mismo, siempre en viajes entre Salta y Buenos Aires o entre Salta y Córdoba. En los primeros cuatro meses de 2016, y solo en el NOA, AFIP secuestró 895 mil dólares y 4,5 millones de pesos. Durante ese año, solo en Corrientes, Gendarmería secuestró más de 30 millones de pesos, 240 mil dólares y 240 mil reales.

En vuelos internacionales hay casos del presente y del pasado. Por citar un ejemplo viejo, en 2005 el salteño Oscar Morales fue detenido en Ezeiza con 197 mil euros. Su vuelo provenía de Madrid estaba utilizando una identidad falsa, ya que con la verdadera tenía un pedido de captura por una causa de narcotráfico. En septiembre 2014, otro argentino, Gustavo Daniel Ferrari, fue detenido en Guatemala. Tenía más de 200 mil dólares encima que, por supuesto, no había declarado.

En Argentina el dinero “ilegal” no siempre proviene del narcotráfico. A fines del año pasado la PSA desbarató, tras 16 allanamientos (15 en Corrientes y uno en Buenos Aires), una banda que se dedicaba al lavado de activos provenientes de la trata de personas con fines de explotación sexual. Eran cinco personas, a las que se les incautó más de un millón de pesos, 90 mil dólares y 230 mil reales. Realizaban viajes a la ciudad brasileña de Uruguayana, traspasando controles migratorios y aduaneros, y allí cambiaban pesos argentinos por reales, para luego dirigirse con estas divisas a Encarnación (en Paraguay) y a la provincia de Misiones. Una vez allí las convertían en dólares según la cotización en el mercado negro. Posteriormente, iban a la ciudad de Buenos Aires a vender la moneda estadounidense en una financiera (ver La banda que…).

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Los ladrones colombianos que robaron durante años en Buenos Aires tenían una técnica que consistía en pagarle el pasaje a algún familiar. Este, además de venir a visitarlos y a recorrer la ciudad, se llevaban el dinero robado oculto en sus maletas, como “burrier”. El que lo cuenta es un colombiano que cumple una condena por narcotráfico en un penal federal de Buenos Aires. El detenido también explica lo sorprendidos que estaban sus colegas compatriotas de los servicios que brindaban las financieras del centro porteño: “Uno les lleva millones de dólares y, a cambio del 20 o 30%, te hacen llegar el dinero al país que les encargues”.

Andrés, el argentino que habla con Clarín desde una cárcel del extranjero, reconoce que algunas células de colombianos pagan cargamentos de droga con propiedades. El que recibe un encargo de pastillas de éxtasis o planchas de LSD puede ofrecer pagar con casas en Nordelta o Puerto Madero. “Como el aeropuerto de Ezeiza está ‘quemado’ a veces envían el dinero a Uruguay y se cruza en barco a Argentina”, agrega. O al revés. En auto o barco el dinero llega a Uruguay y desde allí va en avión a Europa.

En los últimos años los policías de los aeropuertos argentinos también encontraron pilones de billetes falsos. Por lo general, provenían de Colombia y Perú. En mayo de 2016 un peruano intentó entrar por Ezeiza con unos cien mil dólares. El 25 de junio de 2015, otro paisano había aterrizado con 350 mil dólares falsos. En marzo de ese mismo año fueron detenidos dos colombianos que llevaban 30 mil euros truchos. Un delito recurrente en todos los aeropuertos del mundo y Argentina está lejos de ser la excepción.w

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