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Las imágenes empezaron a circular en el barrio la semana pasada. Los mismos hombres que tirotearon la casa de un vecino se filmaron. Quisieron que todos supieran quién fue, pero sobre todo por qué: un grupo de gente de la zona se atrevió a denunciar el avance de la droga en una cuadra de Ingeniero Budge, a cinco minutos de La Salada. Como venganza, atacaron a uno de ellos para generar terror.
Todo empezó en marzo, después de que removieran a las autoridades de la comisaría 10ª de Lomas de Zamora, con jurisdicción en la zona. Los vecinos se reunieron con el nuevo jefe policial y denunciaron la venta de droga en una esquina de Budge. Después de ese reclamo pusieron un patrullero para evitar que los “soldaditos” se instalaran allí.
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“Se pelean todo el tiempo por quién vende, por disputas territoriales, y esas cosas. Entonces la gente se empezó a asustar mucho porque la situación estaba descontrolada”, contaron a Clarín en el barrio. Los dealer solían reunirse en Saladillo y las vías del ferrocarril, cerca de la Estación Ingeniero Budge, del ramal Aldo Bonzi del Belgrano Sur. Con su reclamo lograron que se movieran, aunque no hubo detenciones ni desbarataron la banda.
Al principio, los vecinos pensaron que su reclamo había funcionado: los dealers que solían parar junto a una altar, sobre el terraplén de la vía, ya no estaban. “Son soldaditos, en su mayoría venden paco, sabemos que el negocio lo hacen otros pero nadie hace nada para detenerlos. Además de las peleas entre ellos, el problema es que los que vienen a comprar roban en los alrededores para poder consumir más”, cuentan en el barrio.
Hasta el 5 de mayo creyeron que la organización vecinal había servido. Pero esa noche escucharon los tiros en la cuadra de Saladillo al 2200. Los autos que habían quedado estacionados en la calle tenían impactos de bala y el frente de las casas también. En una de las zonas más calientes del GBA, donde la droga y el narcomenudeo avanzan sin control, los tiroteos entre bandas son una constante. Hasta ahora creyeron que se trataba de una más del montón.
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Pero en redes sociales, grupos de WhatsApp y entre gente del barrio, hicieron circular la filmación del ataque. Creen que los transas decidieron difundirlo para dejar claro que no fue un tiroteo más, sino una amenaza ante quien se atreviera a denunciarlos.
-Esa, la del foco.
-¿La de la puerta?
-Sí.
-¿La de la puerta?
-Sí, esa.
Ese diálogo tienen los agresores antes de que suenen los disparos. En el video, que dura 18 segundos, se los ve nerviosos y agitados. Señalan la casa, disparan y huyen.
Según confirmaron a Clarín, los que al principio se habían involucrado en el reclamo se asustaron al ver el video y la amenaza directa. Tienen miedo, dejaron de atender el teléfono y buscan la manera de irse del barrio. La víctima ni siquiera quiso hacer la denuncia por la agresión y la Policía dejó de aparecer en la zona, aunque otros los alertaron de lo ocurrido.
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La comisaría 10°, de Ingeniero Budge es la que interviene en esta jurisdicción. A su cargo también están Villa Lamadrid y Villa Albertina, otros barrios linderos donde el narcomenudeo ha crecido a pasos agigantados en el último año.
Tanto así que entre las estaciones Km 34 y Turner, del Ramal Temperley Haedo, que también atraviesa estos barrios, los transas construyeron un muro para cercar la zona y controlar quiénes entran y salen del asentamiento en el que operan, con soldaditos en los accesos para vigilar.
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Las causas por narcotráfico, homicidios y abuso de armas se apilan en juzgados y fiscalías, pero no avanzan porque faltan testimonios y quien se atreva a declarar contra los transas.
Los vecinos se cansaron de denunciar la connivencia policial en estos hechos. Y las represalias son vox populi.
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En Villa Lamadrid, a unas 20 cuadras del lugar donde balearon la casa de este vecino, entre septiembre y noviembre del año pasado, mataron a cuatro jóvenes. Esos homicidios estuvieron vinculados al negocio de la droga y a dealers que se querían alejar del negocio.
La encargada de las investigaciones es la comisaría 10°, señalada en causas por corrupción y de donde removieron a 10 comisarios en los últimos cuatro años. Al menos cuatro de ellos fueron apartados por denuncias por pedidos de coimas en negocios vinculados al narcotráfico y La Salada.
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