[ad_1]
Cuando le comunicaron que era el elegido para reemplazar a Pablo Bressi, el jefe de la Bonaerense pasado a retiro esta semana, el comisario general Fabián Perroni (50) supo cuál sería su primer dolor de cabeza. Horas después de su designación, se conoció que en 1997 había estado detenido en una causa por torturas, donde terminó absuelto.“Yo le conté al ministro (Cristian Ritondo) lo que había pasado, porque sabía que se iban a colgar de eso. Pero es mentira. Yo no soy un torturador”, se defiende el nuevo jefe de la Fuerza.
-¿Cómo quedó involucrado en esa denuncia?
-Fue en una causa de 1992 contra una banda que robaba carnicerías. La investigación la hizo el personal de la comisaría 9°, donde el jefe de calle era Walter Abrigo, quien terminó condenado por el caso Miguel Bru (un estudiante de periodismo desaparecido en 1993). Yo trabajaba en la comisaría 1°, pero nos convocaron para hacer los allanamientos. Hice mi diligencia y entregué el resultado. En otro operativo atraparon a dos sospechosos. Yo no los detuve. El abogado de los detenidos tenía la modalidad de hacer denunciar a los delincuentes para desviar la investigación. Dijeron que Abrigo los apremió y que con él había otro muchacho gordito y petiso que se hizo llamar ‘El Perro’. Pero ‘El Perro’ soy yo, no el que estaba ahí. Habrá pensado que haciéndose pasar por mí le iban a dar información. El abogado pidió saber quiénes hicieron los allanamientos. Cuando le dijeron Fabián Perroni, dedujo que era ‘El Perro’ y me denunció con nombre y apellido.
-¿Por qué lo detuvieron cinco años después de la denuncia?
-No sé. Yo ni iba a ver la causa porque sabía que no había hecho nada. Y un día me desayuno con que me vienen a buscar. Estuve preso unos días, hasta que en la rueda de reconocimiento los detenidos dijeron que yo no era el tipo que decía llamarse ‘El Perro’. Si el juez Ernesto Domenech ordenaba la rueda de reconocimiento antes de hacer semenjante barbaridad, yo no estaría dando explicaciones sobre algo que no hice. Después pasó lo que tenía que pasar: me absolvieron. Luego tuve una causa administrativa que la llevó adelante Asuntos Internos. Quedé exento de sanción disciplinaria. Estuve más de un año sin trabajar.
Fabián Perroni estuvo a cargo de cinco Jefaturas Departamentales. (Lucía Merle)
Perroni fue designado como subjefe de la Bonaerense en diciembre de 2015, tras la asunción de la gobernadora María Eugenia Vidal. Esta semana, luego del alejamiento de Bressi, quedó a cargo de manera interina. En los próximos días será confirmado como jefe de la Fuerza. Sabe que debe conducir una Policía atravesada por los escándalos. Uno de los más importantes se destapó en abril del año pasado, tras el hallazgo de sobres con más de 150 mil pesos en la Departamental de La Plata.
-La sensación es que hay sistemas de recaudación ilegal institucionales en la Policía
-Es así. Y tengo otra sensación: antes no pasaba nada. Había complicidad. Vos hacías una denuncia, a veces anónima, porque firmarla te traía una consecuencia laboral, y la tiraban en un tacho de basura. Hoy no pasa más. El efectivo bueno se está animando a denunciar. Algunos, con nombre y apellido. Esa confianza hace que se combata más la corrupción institucional. Digo institucional no porque haya una estructura corrupta. Son casos aislados que antes no se investigaban.
Mirá también
El Guasón
-Habló de los “efectivos buenos”. ¿Cómo se hace para que no los absorban las estructuras corruptas?
-Dignificando a la Institución. Dándole al policía un crédito para que compre una casa, un chaleco para que se sienta seguro y no piense que es lo mismo si le pegan un tiro o no. A ese buen policía le voy a hablar. A ese tenemos que cuidar y defender. Hay otros que tienen más miedo de ser pobres que de terminar presos.
-¿Cuántos son los malos?
-Son una minoría. En una policía de 90 mil efectivos, si vos hablás de porcentaje, el 10% son pocos. Pero en número son 9 mil, que es un montón. Creo que cada vez los policías corruptos van a ser menos. Cuando vos metés preso a un chorro vestido de Policía, sus compañeros se sienten tranquilos. Si hay algo más complicado que un chorro, es un policía chorro.
-Los vecinos sienten que la Policía libera zonas y es cómplice del delito. ¿Qué les dice?
-Les digo que todavía estamos pagando las consecuencias de la conducción de Hugo Matzkin (jefe de la Bonaerense entre 2011 y 2015), que vació las comisarías. Si venden droga en el barrio, el vecino no va a la delegación de Drogas, va a la comisaría. Pero si va y hay 20 presos, un oficial administrativo en la guardia y otro oficial de servicio sin móviles, es nefasto. Ahora, ¿lo hacés por incapaz o con otro objetivo? Esa es la pregunta.
-¿Y cuál es la respuesta?
-Yo no la tengo. Sí sé que usaron a la Policía y a la seguridad para sumar votos. Hay efectivos que egresaron sin tirar un tiro. Lo estamos corrigiendo, pero no es fácil. Preparar o recapacitar a un hombre lleva un año, o más. ¿Cómo lo resolvés? Tenemos que estar más cerca del vecino, en la calle. La primera vez que fui comisario estuve en Lomas de Zamora. Salía a caminar. Esa situación te genera un vínculo y una responsabilidad. Si vos no le resolvés los problemas, la gente te dice: ‘¿Para qué salís a caminar?’ Hay que volver a ese contacto.
Mirá también
Vidal desplazó al jefe de la Policía Bonaerense y acelera cambios
Las diferencias con la conducción de Matzkin derivaron en su alejamiento de la Departamental de Lanús, cargo que ocupó desde noviembre de 2013 hasta junio de 2014. “Nadie sabía quién mandaba. Había un desgobierno. Dije: ‘Esto no lo comparto. Si me quedo soy cómplice’. Por eso me fui a mi casa”. Estuvo un año sin trabajar, hasta que lo volvieron a llamar para asumir al frente de la Departamental de Luján, tras el crimen de un kiosquero.
-¿Cuál es el delito que más le preocupa?
-Me preocupan todos, pero el que más me duele es el homicidio en ocasión de robo. Es irreparable. Por más que metamos preso al responsable. Por suerte no es el delito más alto, y muchos hechos se esclarecen. Peor es si queda impune, porque ese asesino, que tiene pena de muerte en el gatillo, vuelve a matar.
-¿Estamos peor o mejor que en la gestión anterior?
-Por la estadística, mejor, pero no podemos irle con un número al vecino. Estamos mejor en cuanto a los secuestros extorsivos, piratería del asfalto y robo de automotor. El hecho que está subiendo es el hurto, el arrebato. Creo que es un problema social y económico más que delictual. La persona que comete un hecho porque no tiene recursos, no tiene nada, no va a robar un banco. Quizá roba una cartera para comer. No lo justifico, tiene que ir preso igual.
-¿Hay cómo prevenir este tipo de delitos?
-A una persona que no tiene antecedentes y está en la calle, sin armas, la única manera de prevenirlo es con la presencia de la Policía, para disuadir.
-¿Hace falta más mano dura?
-Ni dura ni blanda, mano justa. Es como cuando hablan de la imputabilidad de los menores. A nosotros nos excede. Cuando detenemos a uno lo que debemos hacer es ponerlo a disposición de la Justicia. Ahí termina nuestro rol.
-¿Tiene policías capacitados para su proyecto?
Hay gente preparadísima, pero hay que estar ahí para conducirlos. Pareciera que no nos importa lo que hacen los policías. Si un efectivo mío para un auto y detiene un tipo que tiene cinco kilos de droga y dos armas, yo salgo corriendo y le doy un beso. Le digo ‘vos sos el policía del año’.
-¿Tienen que ganar más?
-El tema salarial se ha mejorado, pero no quiere decir que esté solucionado. Mientras subamos la vara en cuanto al sueldo y la capacitación, vamos a tener policías mejor preparados.
[ad_2]
Fuente