La mejor amiga de Anabelia Ayala, la mujer que se mató luego de haber denunciado por violencia de género a Óscar Junior Benítez, reveló el control extremo que el exdelantero de Boca Juniors ejercía sobre la víctima.
Daiana Rubiar aseguró que Benítez miraba todo el tiempo a su amiga a través de una tablet. Esto se debe a que “la controlaba las 24 horas por una cámara” para poder seguir sus movimientos, incluso cuando iba al baño: “Si no la llevaba -la tablet al baño- él se enojaba”.
El calvario incrementaba aún más cuando iban visitas a su casa o si alguien la pasaba a buscar para ir a algún lado. “Tenía que salir con la tablet y mostrar quién había venido”, continuó con su relato Daiana, y amplió: “Después tenía que volver a encerrarse a su cuarto y no salir hasta que la visita se fuera, así fueran sus primas o yo misma”.
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En esta misma sintonía, contó a este medio que tuvo que vivir una situación extrema un día que fue de visita a la casa de su amiga.
Mientras estaban comiendo, tuvo que esconderse abajo de la mesa con su plato para que Junior no la viera por videollamada: “Así cuando ella le mostraba, parecía que yo no estaba”, dijo.
La denuncia contra Junior Benítez y la condena a seis meses de prisión
Benítez protagonizó varios episodios violentos contra su exnovia y su familia. También fue acusado de desobedecer una orden de restricción impuesta en su contra. Lo condenaron a 6 meses de prisión en marzo del 2022 y volvió a ser arrestado en febrero del año pasado. El segundo juicio en su contra está próximo a realizarse, por lo que se encuentra con prisión domiciliaria.
El también exjugador de Lanús está imputado por el delito de “coacción agravada por el empleo de arma de fuego en concurso real, con daños, amenazas y desobediencia”. El fiscal José Luis Juárez, de la UFI N°12 de Lomas de Zamora, pidió la prisión preventiva y envió el requerimiento de elevación a juicio.
Benítez y Ayala convivieron en México por más de un año, entre 2018 y 2019, cuando el futbolista fue fichado por Atlético San Luis. Ella se volvió a la Argentina después de haber sufrido violencia de género.
En enero de 2021, él fue hasta la casa de la familia de Ayala, amenazó con un arma al padre de la joven y prendió fuego algunas pertenencias de ella. Por este caso, en marzo de 2022, lo condenaron y estuvo seis meses detenido, pero recuperó la libertad y volvió a atacar.
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En febrero de 2023, desobedeció la orden de restricción que tenía para acercarse a la víctima y a su familia a menos de 300 metros. Allí volvió a amenazarlos, aunque esta vez con un cuchillo, y le pinchó las ruedas al auto de su suegro. Después, lo golpeó y terminó detenido.
El hombre decidió hacer la denuncia, pero su hija nunca quiso ir a declarar por miedo a sufrir represalias. La fiscalía realizó un informe psicológico y determinó que la mujer “posee indicadores propios de las víctimas de violencia de género, así como que la misma se encontraba expuesta a continuar sufriendo hechos de estas características por encontrarse inmersa en un círculo de violencia”.
