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Santa Fe, Convención Constituyente, 1994. El debate central por la nueva Carta Magna nacional giraba en torno al nuevo sistema electoral, que fijaría períodos presidenciales más cortos (bajaba de 6 a 4 años) pero con una reelección. En la práctica, voto mediante, le permitiría al peronista Carlos Menem quedarse una década en el poder. El garante de aquel acuerdo había sido la máxima figura radical de entonces, el antecesor del riojano, el radical Raúl Alfonsín.
Lo que no se recuerda con tanta precisión es que el experimentado dirigente, ya por entonces con 67 años, fue el impulsor también de una regla que hoy está en el centro de la polémica: la que obliga a los jueces a jubilarse a los 75 y que este martes fue ratificada por la Corte Suprema de la Nación.
Aquella intervención en un debate que se llevaba a cabo en la Universidad del Litoral consta, según recordaron a Clarín fuentes judiciales, “en el Libro de Sesiones, F. 4648/4649”.
Paradojas de la historia, sería un juez nombrado por Alfonsín el que llevaría a la Corte a fallar contra ese límite: fue en 1999, ante un reclamo de Carlos Fayt, ya fallecido, quien siguió en el Máximo Tribunal hasta los 97 años. Se trató, advierten los especialistas, de la única decisión de la Corte Suprema contra una cláusula constitucional.
Casi dos décadas más tarde, los jueces supremos estarían reparando el desliz, con dos contradicciones a cuestas: por un lado, la única mujer miembro, Elena Highton de Nolasco, tiene un fallo a su favor para seguir como cortesana después de diciembre, cuando pase los 75 años (por eso se excusó); por el otro, el único integrante que votó en contra de mantener el límite constitucional, Carlos Rosenkrantz, fue asesor y un admirador de Raúl Alfonsín, como se contó, uno de los padres de la idea.
Buenos Aires, Corte Suprema, 2014. Llegó con el gobierno kirchnerista con un frondoso currículum académico y teórico, como uno de los padres más sólidos del garantismo. Su militancia política, y algunos negocios privados desordenados de gente muy allegada, lo fueron desfigurando como dirigente. Pero en medio de este debate reactualizado, Eugenio Zaffaroni tiene una cucarda en su haber: cuando cumplió 75, se fue de la Corte.
Por antecedentes, parecía difícil que Zaffaroni tomara otra decisión. El actual juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos fue convencional constituyente junto con Alfonsín y muchos otros más. Incluso convivió allí con dos de los actuales miembros de la Corte Suprema: Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, que incluso integró la comisión redactora, con Alfonsín y Elisa Carrió, entre otros. Tanto Maqueda como Rosatti fallaron este martes a favor del tope de 75 años, junto con el titular del cuerpo, Ricardo Lorenzetti.
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Con su firma, los tres jueces confirmaron su propia fecha de vencimiento máxima en la Corte: Maqueda cumplirá 75 a fines de 2024; Lorenzetti, en septiembre de 2030; y Rosatti, en agosto del año siguiente. Rosenkrantz lo hará en octubre de 2033, pero ya avisó que para él el límite no corresponde. Highton dejó clara su postura después de que quedara firme el fallo que le permite continuar: “Me quedo en la Corte, no me muevo, tengo la silla”.
Buenos Aires, tribunal Contencioso Administrativo, 2017. La dualidad en la que quedó confundida la figura de Highton, por la decisión de sus compañeros de tribunal, también embarra de alguna manera al Gobierno nacional. ¿Por qué? Porque si la decisión de la Corte Suprema sobre el caso del juez Leopoldo Schiffrin pudo concretarse, básicamente, por sucesivas presentaciones del Estado, la continuidad de Highton se basa en la acción contraria: es decir, en no haber apelado el fallo del juez de primera instancia Enrique Lavié Pico.
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A través del ministerio de Justicia que conduce Germán Garavano, el Gobierno se había opuesto a la continuidad de Highton y pidió originalmente que se rechace el amparo. Pero luego del fallo del juez, no apeló, con lo cual la sentencia quedó firme.
En Tribunales explican ahora que si la nueva postura era sostener la continuidad de los jueces después de los 75, el Gobierno podría haber desistido ante la Corte de continuar con el caso Schiffrin, algo así como retirar la demanda. Al no hacerlo, agregan, incurre en una contradicción que podría ser utilizada como argumento por algunos jueces que quieren perpetuarse. Que conste en actas.
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