La nota de Clarín que reveló el escándalo de Sueños Compartidos hace 6 años

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Corría mayo de 2011. Cristina Kirchner aún no había conseguido su reelección, pero las encuestas ya la mostraban firme para mantenerse en el poder como presidenta. Las denuncias por corrupción K ya se contaban de a decenas, pero una revelación de Clarín sorprendió por los personajes.

El 26 de aquel mes, hace casi 6 años, el periodista Nicolás Pizzi reveló en este diario la pelea entre los hermanos Sergio y Pablo Schoklender por el manejo financiero de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, de la emblemática Hebe de Bonafini.

Se trataba de una disputa millonaria, por los fondos que el Gobierno nacional le daba a la organización para la construcción de viviendas sociales Tras una investigación trunca del ex juez Norberto Oyarbide, el caso fue reactivado años más tarde por su colega Marcelo Martínez de Giorgi.

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Ya sin Cristina en el poder, la causa tomó una velocidad impensada y este lunes derivó en el procesamiento de la propia Bonafini y los Schoklender. También, de ex funcionarios nacionales y financistas. En cambio, zafaron el actual diputado Julio de Vido, pese a que era quien conducía el ministerio de Planificación, y gobernadores de aquel entonces como Maurice Closs y Jorge Capitanich.

Este es el texto completo de aquella nota de Clarín que destapó el escándalo:

“El apoderado de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, abandonó su cargo tras una dura pelea con su hermano Pablo, que ahora pasó a dirigir la entidad. La disputa, según confirmaron tres fuentes a Clarín, fue por el manejo financiero de la entidad .

La Misión Sueños Compartidos es un proyecto de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo que se dedica a la construcción de casas en villas y asentamientos precarios. Según dice en su página web, desde 2006 hizo 4.800 viviendas, 6 hospitales, 2 centros de salud, y un jardín de infantes.

Junto a Sergio Schoklender, el mayor de los hermanos, la semana pasada también dio un paso al costado el ingeniero civil Eduardo González Fernández, director técnico de la Fundación. Schoklender y él son amigos y socios en una empresa que se dedica a la venta de casas prefabricadas, como la que se trasladó al club Albariño de Villa Lugano al día siguiente de su desalojo. Aquel día estuvo presente en el acto Hebe de Bonafini junto a funcionarios del Gobierno nacional.

En agosto pasado, la Justicia argentina ordenó detener a la presidenta de las Madres porque se negaba a declarar. Y hubo manifestaciones para apoyarla.

Luego de su paso por la cárcel a raíz del crimen de sus padres, en 1981, los hermanos Schoklender se reencontraron en 2001, cuando Pablo comenzó a gozar de salidas transitorias (recién terminó de cumplir su pena este año). Desde entonces, trabajaron juntos en la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo. Pero las diferencias por la administración de la Fundación, donde trabajan unas 2 mil personas, comenzaron a hacerse evidentes en los últimos dos años. Una fuente judicial reveló que la Fundación tiene una deuda millonaria con la AFIP , pese a la cual sigue recibiendo fondos gubernamentales.

En un principio, se habló que los hermanos Schoklender habrían tenido una pelea en la calle por la que habría intervenido la comisaría 2°, pero fuentes policiales consultadas por Clarín lo negaron. “No hay ninguna denuncia policial”, dijeron ayer a este diario en esa dependencia.

Desde que quedó libre, en 1995, Sergio Schoklender entabló una relación afectiva muy profunda con Hebe de Bonafini, que ayer confirmó su alejamiento de la Fundación, pero intentó bajarle el tono al escándalo. “Ella siempre lo trató como a un hijo y lo defendió a pesar de la magnitud de los conflictos”, confirmaron los allegados.

“Esto no fue una renuncia como lo quieren hacer aparecer, lo echó ella”, arriesgó otra fuente de la Universidad de las Madres. El abogado no atendió ayer los llamados de Clarín y , según trascendió, estaría fuera del país. Una versión no confirmada hablaba de una visita a Rusia, tras un breve paso por Venezuela.

Desde su libertad, Sergio Schoklender llevó adelante una vida llena de lujos y excentricidades. El decálogo de hechos polémicos tras su libertad incluye una detención por manejar un auto con los documentos adulterados y una denuncia del Instituto de la Vivienda porteño por extorsión que terminó en la Justicia federal.

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El periodista Vicente Zito Lema, que se alejó de la institución, llegó a decir: ‘Me resisto a que ningún infausto monje negro reviva en nuestra institución una suerte de lopezreguismo’.

Pablo Schoklender tuvo un recorrido distinto. Fue condenado un año después que su hermano, en 1986, pero se refugió en Bolivia con su familia y estuvo prófugo hasta 1994. Ultimamente, el menor de los Schoklender se desempeñaba como Director de logística y compras de la Misión Sueños Compartidos.

‘Sergio lo llevó a Pablo a trabajar con él. Primero estuvo en la editorial (de la Fundación), que a su vez estaba a cargo de la imprenta’, contó un ex directivo de la Universidad de la Madres que también se alejó por diferencias con Sergio. Ahora, Pablo pasó a tener el control de la Fundación que hizo crecer su hermano”.

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