A un mes de haberse sometido a la intervención quirúrgica de pelvis en el hospital Churruca de Buenos Aires, la joven avanza la rehabilitación en Posadas y sueña con comenzar el cursado de la carrera de Genética en la Facultad de Ciencias, Químicas y Naturales (FCEQN) de la Unam.
Amante del hockey y de la música, todavía ejecuta el violín y el piano y sólo trata de olvidar ese amargo recuerdo.
Si bien la adolescente pensó que le sería imposible acercarse hasta el Campus para asistir a las clases del cursillo de ingreso, desde la casa de estudios le comunicaron que contemplarán su situación y que también le brindarán tutorías personalizadas.
En diálogo, contó que “yo no quería que esto me detenga y habíamos buscado los horarios pero no me coincidían porque tengo la rehabilitación por la tarde; además me quedaba muy lejos para ir”. Y agregó: “Lo único que no quería es perder el año”.
Al respecto, el decano de la FCEQN, Dardo Martí, manifestó que les había llamado la atención la nota publicada por este diario en la especificaba la carrera que la joven quería estudiar.
Hasta el momento, Érika está preinscripta en la carrera y desde el decanato aseguraron que se encargarán de realizar los trámites faltantes para completar la inscripción. Indicaron que están dentro de los tiempos establecidos, porque el cursillo comienza mañana.
“Le brindaremos tutorías y le acercaremos el material hasta su domicilio”, expresó Martí.
A su vez, el decano se encargará de hablar con los profesores para que no tenga problemas con las inasistencias. “Esto sería hasta que ella se recupere y empiece a cursar”, dijo. Y añadió que “nosotros sólo hacemos una parte para que ella pueda cumplir sus sueños dentro de semejante historia y tenga un poco más de felicidad”.
Por su parte, Érika contó su decisión de estudiar genética. “Siempre me llamó la atención Genética, aunque primero quería estudiar Bioquímica, pero desde tercer año que tengo la idea de cursar esa carrera”.
Mente positiva, el secreto
Al momento de hablar sobre la rápida recuperación por la que está pasando, Érika explicó que lo importante es mantener pensamientos positivos en situaciones límites. “Siempre pensé en que sí iba a volver a caminar, en que iba a poder sentarme y hoy estoy mucho mejor porque antes no me podía ni mover, no me podía sentar sola”. Asimismo, adicionó a su relato: “Tengo mucha expectativa de recuperarme rápido, entonces es algo que me anima a seguir”.
En la actualidad, realiza tres horas de rehabilitación por día. Levantar y doblar las piernas y mover los pies en el agua son algunas de las actividades que la joven encara. Los médicos estiman que Érika podría volver a caminar en tres meses. “Por ahora no me puedo parar porque tengo que esperar que sane por completo las heridas de la cirugía”, esbozó la joven.
La asistencia psicológica que recibe la adolescente la ayuda enfrentar situaciones cotidianas. “Como estoy en sillas de ruedas tengo que pedir muchas cosas y eso me molestaba porque antes me valía por mí misma”, comentó.
Por último, la joven recordó aquel fatídico día en el que murieron tres personas -dos alumnas y una coordinadora- y en la que dos alumnos más sufrieron amputaciones de los brazos. “Se dijo que yo estaba en el baño, pero eso no fue así yo estaba en mi asiento y salí despedida por la ventanilla y mi cadera quedó aprisionada por el colectivo”, rememoró. Y prosiguió: “Para sacarme, los rescatistas tuvieron que hacer un pozo para que mi cadera tenga espacio y después me arrastraron hacia fuera”.
El colectivo había sido contratado por la empresa Tabay Tours para transportar a un contingente de alumnos misioneros a Brasil que buscaban disfrutar de su viaje de egresados, pero el sueño quedó truncado.