El Tribunal Oral Penal N° 2 de la provincia dictó la sentencia para Alfredo Acevedo, de 58 años, quien fue hallado culpable del delito de abuso sexual con acceso carnal.
En el mismo fallo, los jueces impusieron al condenado el impedimento de contacto y comunicación con la víctima hasta que adquiera la mayoría de edad. No puede bajo ningún punto de vista, acercarse o tener contacto de ningun tipo con el menor. Ni Física ni verbalmente.
Los fundamentos de la sentencia se leerán el 2 de febrero de 2023 al mediodía, confirma La Nación.
El hombre, que en todo momento negó las acusaciones, llegó preso al debate con una expectativa de pena de 20 años de prisión, ya que durante la instrucción de la causa se lo acusaba de un delito de abuso doblemente agravado.
No obstante, para el fiscal Edmundo Gustavo Schmitt Breitkreit “solo” se trató de un hecho de abuso sexual con acceso carnal y por eso pidió una condena de ocho años de prisión. Los abogados querellantes y la asesora de menores, en tanto, requirieron la pena máxima: 20 años.
La investigación se había iniciado en agosto del año pasado, después de que la propia víctima llamara a la Línea 137 de Violencia familiar y sexual para contar lo que le había ocurrido, antes incluso de hablar con sus padres.
Así se supo que tanto el adolescente, de 13 años, como su hermano más chico, habían asistido más temprano a un turno con el kinesiólogo y fisiatra Alfredo Acevedo, quien por entonces les hacía un seguimiento del tratamiento de reeducación postural que ambos realizaban desde hacía varios años.
La víctima relató que una vez dentro del consultorio de kinesiología, el abusador le ordenó que se quitara los pantalones, para luego abusar sexualmente de él, amenazandolo con no decir una sola palabra, porque a cambio de ello, lastimaría a su madre y a su hermano.
La investigación quedó a cargo del fiscal Gustavo Robineau y la jueza de Instrucción Josefina Gonzalez Cabaña, quienes entre otras medidas ordenaron la detención de Acevedo ante la posibilidad de que se escapara. El médico “juró que el hecho nunca existió” y que además, su vida “se convirtió en un calvario” desde la denuncia de los padres del menor.
Fuente: La Nación
