En Huinca Renancó se construirá una segunda planta de biogás

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El proyecto para producir energía verde y sustentable en Huinca Renancó, una localidad de 10.000 habitantes en el sur de Córdoba, se está haciendo cada vez más grande. En el marco del programa RenovAr Ronda 1, la empresa Huinca Bio firmó hace unos días un contrato con el estado nacional para ser proveedora de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa).

Es un paso clave para el horizonte de un proyecto que va a utilizar la basura de ocho localidades de esta región de Córdoba (el Departamento General Roca), que está en el límite con La Pampa, para producir biogás que luego se transforma en electricidad.

“El contrato es importante porque el estado se compromete a garantizarnos la compra de la energía que vamos a generar y a un precio determinado”, le contó a Clarín Rural Juan Manuel Rossi, titular de Huinca Bio y presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), una de las patas de esta sociedad de la que también participa la Cooperativa de Electricidad y Servicios Anexos de Huinca Renancó (CEHR).

Este es el primer biodigestor que se instaló en la planta de Huinca Bio.

La mayor parte de los fondos para construir la primera planta los aportó el Ministerio de Agroindustria, en el gobierno anterior. En la actualidad hay capacidad instalada para producir 120 kw de electricidad por hora a partir del procesamiento de entre 6 y 7 toneladas de basura orgánica, que se “mezclan” con la producción de 200 hectáreas de sorgo de alto valor energético (es un híbrido forrajero azucarado).

“A partir de la compra de un motor más grande podemos llevar la generación de la primera planta a 500 kv hora y con la segunda vamos a alcanzar los 1.662 kw (1,62 megavatios) que nos comprometimos a aportar a Cammesa”, explicó Rossi.

Con este objetivo en la mira, en Huinca Bio la idea es acceder a un crédito del Banco Nación para financiar este importante salto en la generación de energía (se necesitan U$S 7 millones de dólares más), que también implica cuadruplicar la cantidad de hectáreas de sorgo que se van a utilizar (de 200 a 800 hectáreas). En total, la inversión es de U$S 10 millones.

En el proyecto, además del trabajo conjunto entre Fecofe y la cooperativa de energía de Huinca, también fue central el asesoramiento de los ingenieros del Grupo IFES (una empresa que se incubó en la Facultad de Agronomía de la UBA) y de técnicos del INTA, que asesoraron en la elección del híbrido y otras cuestiones agronómicas.

El proceso para convertir la basura en biogás tiene varias etapas. Francisco Della Vecchia, socio gerente del Grupo IFES, se lo explicó a Clarín Rural hace uno meses. Una vez que se separan los residuos orgánicos en la planta de clasificación, se ingresan a una serie de tolvas para terminar de sacar los restos de plástico y vidrio, entre otros elementos. Los residuos se trituran y se les inyecta agua.

Fernando Reymundo (desde la izq.), Guido Casanovas y Francisco Della Vecchia, del Grupo IFES, trabajaron en la construcción de la planta de biogás.

De esta etapa sale un “puré orgánico”, que en un tanque especial se mezcla con el sorgo “energético” y luego se lo lleva al biodigestor, el lugar en donde efectivamente se produce el biogás que utilizan los generadores eléctricos para producir electricidad.

Así, se logran dos objetivos: se reutilizan los residuos orgánicos que se generan en estas localidades (los secos se reciclan) para producir bioenergía y el proceso, además, deja un subproducto, que es un fertilizante (en formato líquido y sólido) que los productores pueden utilizar en pasturas, verdeos y también en el sorgo.

En esta zona, en la que la oferta hídrica suele ser reducida (a pesar de lo que sucedió en las últimas semanas), el sorgo es un cultivo que tiene un potencial interesante. En una buena campaña, los lotes dejan unas 50 toneladas de materia verde por hectárea y en los años más secos como mínimo se cosechan unas 20 toneladas de materia verde por hectárea.

“A nosotros nos interesó la idea porque se puede replicar en otras localidades rurales con muy buenos resultados ambientales y energéticos”, destacó Rossi. Ahora, Huinca Bio tiene 18 meses para poner en funcionamiento la segunda planta y comenzar a abastecer de energía a la red nacional. Se estima que el proyecto generará nueve puestos de trabajo directos y unos 30 indirectos, por la logística y el transporte.

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