Para mejorar la productividad del ganado vacuno

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Existe una máxima entre los criadores bovinos que marca que un buen promedio de preñez: tener un ternero por vaca cada año. Las entidades agropecuarias y de salud agroalimentaria coinciden en que el control de la condición corporal es una herramienta fundamental para minimizar las pérdidas y planificar con buenas perspectivas la explotación ganadera.

“La implementación de la condición corporal en los establecimientos ganaderos es una herramienta sencilla y sin costo económico que, con una simple apreciación visual, permite evaluar las reservas corporales de grasa y de músculo de las vacas para que el productor de cría obtenga la mayor productividad posible”, explica Ulises Forte, titular del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), que lanzó una campaña para concientizar a los criadores sobre la importancia de esta práctica.

La condición corporal es la consecuencia de un nivel nutricional anterior de grasas, proteínas, agua y minerales en el animal. Este nivel, a su vez, es el resultado del balance entre el consumo y el gasto de energía. Con un balance positivo, la vaca almacenará el excedente en forma de tejido corporal; por el contrario, cuando es negativo, utilizará reservas corporales para cubrir las demandas. Por este motivo, con una mirada atenta en el peso, en la cantidad de grasa subcutánea y en la base de la cola, o en el nivel de preminencia ósea de los huesos de la cadera, costillas, columna y pelvis es posible determinar el estado nutricional de las vacas para así optimizar la reproducción. En el caso de ser deficiente, es preciso ajustar la alimentación y las prácticas de manejo.

Hay dos momentos claves que permiten predecir con bastante exactitud la performance reproductiva de una vaca de cría: la condición corporal al parto y al momento del servicio.

El nivel nutricional durante el servicio asegura la fertilidad de los celos por tener un balance energético positivo para lograr altas proporciones de retención embrionaria. Cuando la energía aportada no alcanza a los requerimientos, la vaca está en anestro o sus intervalos entre parto se alargan y, además, se prolongan los intervalos postparto. En cría, por lo general se procura que el período entre partos sea de doce meses.

La condición corporal al parto es el factor determinante en el restablecimiento de la actividad ovárica cíclica en el postparto de las vacas. Cuando es baja, el nivel nutricional post-parto deberá ser importante para asegurar un buen servicio. Si las vacas llegan a la parición en buen estado corporal, el nivel nutricional post-parto tiene una incidencia menor sobre el comportamiento reproductivo.

En estos casos, para controlar la ganancia de peso y de nutrientes y mejorar la condición corporal de los animales, los especialistas recomiendan prácticas de manejo como la clasificación de rodeo de acuerdo a su estado reproductivo, el destete temprano, el tacto rectal para diagnóstico de preñez y la programación de fechas de parición y servicio que contemplen calidad y cantidad de pasturas o un programa de suplementación estratégica acorde.

“Una correcta nutrición, reservas forrajeras apropiadas, el manejo del recurso hídrico, una selección de toros, sanidad e implementación de la condición corporal son centrales para mejorar la reproducción”, asegura Forte.

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