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Dos sacerdotes de Córdoba enviados por el Vaticano investigan los abusos sexuales cometidos por religiosos contra una veintena de chicos sordos e hipoacúsicos en el instituto Antonio Próvolo en el departamento de Luján de Cuyo, confirmaron fuentes del Arzobispado de Mendoza.
Los religiosos llegaron a la provincia el lunes 27 de marzo y trabajaron recabando datos durante toda la semana, informaron las fuentes. El padre Marcelo De Benedictis, vocero del Arzobispado, explicó que “se trata de un oficio de la Santa Sede, por el cual se procedió a la investigación preliminar canónica”.
Además, apuntó que los curas cordobeses “trabajaron durante toda la semana pasada” y agregó que “ya retornaron a su lugar de origen, pero volverán para seguir adelante con la tarea”.
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De Benedictis aclaró que “hay una independencia en relación a la investigación que lleva adelante la Justicia (de Mendoza) con este oficio”.
“Son ámbitos diferentes, ya que lo que lleva adelante la Justicia es en el fuero Civil (y Penal) y está investigación tiene que ver con el Derecho Canónico”, señaló.
La labor que realizan los enviados del Papa “es independiente del Arzobispado, aunque nosotros estamos abiertos a colaborar con todo lo que ellos necesiten”, aseguró De Benedictis.
La justicia mendocina informó asimismo que “efectivamente se ha enviado desde Córdoba una comisión por el caso”, la que solicitó al procurador y al fiscal de la causa autorización para poder ingresar a las instalaciones del Próvolo a tomar fotografías y además poder contactarse con los imputados.
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“Al primer pedido no se ha dado lugar todavía porque al haberse producido allanamientos recientes y posibles medidas nuevas no se ha permitido el ingreso a nadie” al Instituto, que tiene “consigna policial”.
En cuanto al contacto con los detenidos, el Ministerio Público Fiscal informó a los sacerdotes enviados por el Vaticano que “están a disposición de la Penitenciaria”, por lo que cualquier visita debe ser solicitada a esa institución y “autorizada por los mismos imputados”.
Por el caso hay cinco personas detenidas, entre ellos dos sacerdotes: el italiano Nicolás Corradi (82), quien cumple prisión preventiva, y Horacio Corbacho (55), que está alojado en el Penal de Boulogne Sur Mer junto a Jorge Bordón (50), Armando Gómez (46) y José Luis Ojeda (41).
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Además, desde la semana pasada la Justicia intenta ubicar a la monja japonesa Kosaka Kumiko, a quien acusaron por el delito de encubrimiento y como partícipe primaria en los delitos cometidos en el instituto Próvolo.
Fuentes eclesiásticas informaron que hasta la semana pasada la hermana Kumiko dio clases como catequista en dos colegios religiosos de la localidad bonaerense de Bella Vista, partido de San Miguel.
Una de esas instituciones, el Colegio Jesús María, se refirió a la situación a través de su página web.
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“La docente comenzó a dictar clases en el nivel secundario de nuestro colegio el 13 de marzo del presente año”, publicó la institución y afirmó que Kumiko “no formó parte en ningún momento de la Comunidad Religiosa de la Congregación de Jesús María”.
Además, aclaran que la monja denunciada por encubrimiento de los abusos en el Próvolo “ingresó fruto de un proceso de selección abierto, del que participaron diferentes candidatos recomendados por institutos de formación docente reconocidos” y “presentó, con anterioridad al inicio de las clases, toda la documentación de rigor exigida por la normativa vigente”.
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