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La terminal de micros de Olavarría fue el centro neurálgico donde los que habían quedado varados luego del recital del Indio Solari se juntaron para reclamar por los transportes que se fueron y los dejaron abandonados allí. La mayoría lo hacía de forma tranquila, excepto un grupo menor que ocasionó robos, incidentes con la policía y saqueos a los locales de la zona. En medio de aquellos disturbios, la Policía detuvo al líder que desde temprano incitaba al resto para provocar los hechos de violencia.
Con un megáfono en una mano y un palo de madera en la otra, César David Vega -así fue identificado por la Policía- caminaba de un lugar al otro en la zona de la terminal. Cerca de las 11.30 de aquella mañana donde el desborde y el caos se apoderaron del lugar, se lo vio acercarse a las personas y darles instrucciones sobre cómo organizarse. Minutos después comenzaron los incedentes.
Primero quemaron tachos de basura y más tarde rompieron vidrieras y saquearon algunos locales, como el de Luís San Clemente, dueño de un polirubro que sufrió los robos. La policía comenzó entonces a disparar balas de goma, hubo corridas y tensión.
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Más tarde uno de los policías de civil se metió entre la gente y de a poco separó al líder del grupo que provocó los incidentes. Una vez que estaba alejado otros oficiales lo agarraron y lo metieron en el patrullero. Nadie salió en su defensa.
Se supo luego que se trata de un rosarino de 36 años que tiene varias causas penales abiertas por hurto calificado. Se cree además que el grupo de Vega es el que atacó a los periodistas que cubrían las repercusiones del show de Solari, que terminó con dos muertos y varias personas heridas. A algunos móviles de televisón les hicieron apagar las cámaras y a otros le tiraron botellas de vidrio a los pies, para que dejen de filmar.
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El descontrol está garantizado
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