La unidad del bloque gremial ahora empieza a resquebrajarse

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Como no sucedía desde hace años -cuando algunos sindicatos docentes adherían al gobierno kirchnerista y otros eran más independientes- el actual conflicto de los maestros logró unirlos a todos en un mismo reclamo: la apertura de la paritaria nacional y un aumento que tenga en cuenta, entre otras cosas, lo perdido en 2016. Sin embargo, algo se está quebrando ahora en el variopinto mundo de los gremios docentes argentinos – que reflejan la diversidad geográfica y de modalidades de la profesión-: algunos plantean profundizar las medidas de fuerza; otros están analizando protestas alternativas, con los alumnos adentro del aula.

La división de metodologías quedó en evidencia el martes, cuando la FEB (el segundo más grande en Provincia) no adhirió a la huelga nacional convocado para ayer y hoy por los gremios nacionales Ctera, UDA y CEA. La FEB es fuerte entre los maestros del interior bonaerense y, a nivel nacional, está adherida a Docentes Argentinos Confederados (DAC), una organización con poca inserción en el resto del país y un perfil más “gremial” que político.

La relación entre el conjunto de los gremios se quebró el viernes pasado. Ese día, en el mismo momento que los sindicatos de Capital y Provincia negociaban en sus distritos, la Ctera (nacional y alineada con la CTA) se despegó y le puso fecha a un nuevo paro de 48 horas para todo el país, el de esta semana. Luego se sumaron UDA y CEA, dos gremios nacionales pero que forman parte de la CGT.

Hasta ese momento había acuerdo, entre todos, de parar el 21 y 22 (la semana que viene) para apoyar la “marcha federal educativa” a Plaza de Mayo. El nuevo paro, antes que el ya previsto, salió como de la galera.

La medida también tomó por sopresa a otros dos gremios nacionales, que terminaron despegándose, como Sadop, de los docentes privados y alineados con los bancarios de Sergio Palazzo en la CGT; y AMET, que representa a los profesores de escuelas técnicas y que también está en la CGT aunque sin alineamiento.

Así, Ctera quedó posicionada como la organización más visible del actual conflicto. Con 300.000 afiliados y mucha inserción en las escuelas públicas, esta central atraviesa una convulsionada interna: este año se renueva las conducciones a nivel nacional y en Provincia (Suteba), donde Roberto Baradel deberá enfrentar a una lista de izquierda, que lo acusa de “no ir a fondo con la lucha”.

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