"Los problemas políticos hacen que a los pibes les vaya peor"

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Nacer en la ciudad de Buenos Aires, en Córdoba, no parece ser lo mismo que hacerlo en la provincia de Formosa, por ejemplo. Los incentivos para leer y escribir, para calcular problemas matemáticos son diferentes. ¿Cuántos hermanos son? ¿Cuántos viven en cada habitación? ¿Cuántos autos pasaron?, preguntan los vecinos.

La escuela de la otra cuadra, por pobre que sea, tiene clases, libros, compañeros que leen, escriben, suman, un entorno que constituye en sí mismo, un incentivo a la mejora. El Estado puede ayudar o no, reemplazar al entorno en los incentivos, dar orden, pautas, estimular el trabajo y el aprendizaje, en el tiempo. Lo hacen La Pampa, Río Negro, Neuquén, lo empiezan a hacer Salta, Mendoza, San Luis. Pero en otros lados, el Estado puede ser un freno, como sucede en otras provincias. Detrás de los problemas políticos, hay que decir que esos conflictos hacen que a los pibes les vaya peor, sepan menos, puedan resolver menos problemas del mundo que los rodea.

Finalmente, el tiempo y la continuidad de las políticas de cada provincia las vuelve de Estado, se repiten en el tiempo. No enfrentar el ausentismo, la existencia de libros, las metodologías de trabajo en las aulas, la participación de los padres, el trabajo serio con los cuadernos de clase, trae dificultades. ¿Qué nos marca la foto de la prueba Aprender? Que tenemos una escuela débil, que le cuesta mucho confrontar con lo que pasa fuera de ella. Los resultados se parecen al país, son contados los casos que las gestiones están logrando “dar vuelta” los condicionamientos sociales de los alumnos. Los chicos son víctimas de los malos gobiernos, de los que no se animan a enfrentar los problemas en toda su dimensión, por más relato que inventen. Es hora de entender claramente que si hacemos lo mismo, los resultados van a ser los mismos, que necesitamos que a los mejores, a los que se esfuerzan, a los que muestran actitud de trabajo, les vaya mejor. Y eso es que los chicos aprendan más, que estén en condiciones de enfrentar el mundo que los rodea, y de lograr lo que se proponen.

Podemos discutir después el desafío de la creatividad, el emprendimiento, otros modelos de trabajo, pero empecemos por un país en el que cada escuela enseñe y los chicos aprendan, a leer y escribir.

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