Un particular movimiento familiar determinó el origen del arquero en el punto más oriental de la Argentina después de que su papá, Ramón, conquistara a su mamá, Bety, “la chica más linda del pueblo”.
Sergio Romero nació en Bernardo de Irigoyen, que no es un punto más de la Argentina sino el más oriental y que está separado de Brasil por apenas una calle, allá en lo más alto del mapa. Antes de adoptar para siempre el apodo de Chiquito, el arquero de Boca era conocido como Checho, tal como lo llamaban en esa localidad de Misiones donde el héroe del Xeneize, clave para la clasificación a la final de la Copa Libertadores, vivió durante sus primeros nueve años como consecuencia de una particular historia familiar.
“Soy misionero, de termo, yerba y mate”
Papá y mamá. Ramón Romero dedicó su vida al servicio militar. Recorrió como tal distintos puntos del país, según el traslado que le fuera destinado, y por ese ir de un lado al otro es que en su tiempo en Río Pico, Chubut, conoció a Bety Mafini, con quien se casaría y tendría cuatro hijos varones: Oscar, Marcos, Diego y Sergio Romero, el más chiquito y apañado. De aquella conquista de Ramón en el Sur nadie se olvida: “Con Bety hicimos toda la escuela primaria juntos. Siempre fue una chica muy linda, grande de físico y al Negro, papá de Romerito, lo conocí siendo gendarme porque estuvo destinado en Río Pico, dependiente del Escuadrón 37 de José de San Martín. Siempre protestábamos porque se había llevado a una de las chicas más lindas del pueblo”.
Nació Chiquito. Sergio Romero nació el 22 de febrero de 1987 y desde bien pequeño, el hoy arquero de Boca y que supo ser Mundial con la Selección, coqueteó con el básquet, pero terminó siendo jugador como su papá, un destacado defensor, recordado por los picantes cuadrangulares de Río Pico y la zona. Su definición como arquero llegaría tiempo después, ya con la familia mudada al Sur, puntualmente a Comodoro Rivadavia, donde definitivamente Sergio Romero lanzó su carrera, pero antes había un tramo que contar.
La escuela. El arquero hizo su formación inicial y primaria entre la escuela de frontera Juan Carlos Lionetti y en la Fragata Argentina. “El era bastante travieso. Le gustaba jugar con fuego. Agarraba pasto y lo encendía. Mi vieja tenía que andar siempre con un balde para apagarle los incendios”, contó Diego Romero, el hermano basquetbolista de Chiquito.
Los primeros guantes. Si bien el punto de partida de la formación de Chiquito Romero como arquero es la CAI, fue Diego, su hermano, el que por primera vez lo mandó al arco: “Yo le cambié la vida y lo inicié en el arco, je. Es que yo atajaba en el equipo de la ciudad y Sergio me seguía a todos lados, me pedía jugar. Hasta que un día me hinchó tanto que lo puse a atajar. ¡Se quedó quieto en el arco! Como una estatua. Lo cagaron a pelotazos, pobre. Y yo le decía que era mejor que Navarro Montoya, ja. Por suerte, le gustó. ¡Mirá dónde llegó!”, contó.
El traslado. Una vez retirado del servicio, Ramón y Bety, ya padres de cuatro, decidieron instalarse en el Sur, específicamente en Comodoro Rivadavia, donde la mujer podría estar cerca de su madre, la abuela de los chicos.
La Comisión de Actividades Infantiles. Curiosamente fue una mujer la que descubrió a Chiquito Romero como arquero. Se trata de Rosa Guaymas, quien era la directora técnica de Almirante Brown de Comodoro, un club de fútbol sala de la zona, y madre de uno de los amigos de Sergio. Al equipo le faltaba un arquero y el aún apodado Checho, aceptó ir al arco. Desde allí no paró hasta hoy. Es que tan bien jugó que un ojeador de la CAI lo invitó a probarse en el club, lo que hizo una semana después, cuando solo tenía 10 años.
La frase de Chiquito Romero. “Soy misionero, de termo, yerba y mate, pero jamás renegaré del sur, sentir sus vientos, sus mañanas heladas, la escarcha para ir al colegio. Por eso, como en la canción de Argentino Luna, soy sureño en el norte y norteño en el sur”.
De esa parte, el origen de la vida de Sergio Chiquito Romero en la tierra colorada, muy poco se conocía. Sin embargo, su pueblo dice, orgulloso, que el héroe de Boca es nacido y criado en Bernardo de Irigoyen. “Cuando hay partidos especiales o hace algo extraordinario, la gente llama a la radio para mandarle mensajes de apoyo, alentarlo. Él vivió acá hasta los 11 años y lo recordamos con afecto”, dijo Pedro Espinoza, periodista de la FM local Punto Extremo, sobre el misionero más famoso de hoy.