Rubén Glaria, estrella de San Miguel, fue quien subió a Primera al actual técnico del Xeneize. El día que, con 14 años, pasó de pulir bronce en una fábrica, a ser la joya de su equipo.
Rubén “Huesito” Glaria fue entrenador y una estrella de San Miguel. Un día de 1991, el director técnico de la tercera del club lo llamó para ir a ver a un pibe que “andaba bien”. Ese joven era ni más ni menos que Jorge Almirón, quien hoy está a un paso de consagrarse con Boca Juniors en la Copa Libertadores.
Después de su etapa como futbolista de San Lorenzo y la Selección argentina (jugó el Mundial de 1974), entre otros hitos de su carrera, Glaria dirigió al club de Los Polvorines. En diálogo exclusivo con TN, recordó aquella época.
“Había un pibe que la rompía, lo fui a ver y era Jorge Almirón”
“Yo vivía a una cuadra del club, iba a ver a la tercera. El técnico me dijo que había un pibe que la rompía. Lo fui a ver y lo pedí, quería que se viniera a Primera conmigo”, relató.
Los padres de Jorge Almirón, ambos formoseños, dejaron su provincia natal y llegaron a Buenos Aires en busca de un trabajo que les pemitiera proyectar un futuro. Curiosamente se conocieron en la fábrica textil donde trabajaban, en Don Torcuato. Se casaron y eligieron el barrio de San Miguel para vivir. Allí nació Jorge, el primer hijo del matrimonio cuya familia se completaría luego con dos mujeres.
Apenas terminó la escuela primaria, Jorge Almirón tuvo que empezar a trabajar. Para entonces, claro, ya le gustaba el fútbol, pero la economía familiar era flaca. Comenzó, entonces, a ganarse su primera plata en una fábrica de pulido de bronce que quedaba en Caseros. Iba de 7 de la mañana a 5 de la tarde, y por la noche hacía la secundaria. A la pelota jugaba cuando podía, pero era tan bueno, que una vez lo vieron y fue suficiente.
“Con 14 años me había fichado San Miguel, pero no era sencillo jugar allí. No había árbitros, no había policía, se suspendían los partidos cada dos por tres, era difícil entusiasmarse y por eso terminé dejando. Unos años después, el dueño de la fábrica donde yo trabajaba me vio jugar y, como además era directivo de Chacarita, me consiguió una prueba. Decidieron ficharme, pero cuando fui a San Miguel a pedir el pase, me reencontré con el técnico que me había tenido, y ya estaba en la reserva. Me pidió que volviera, iba a jugar”, contó Almirón en una entreviasta que dio años atrás a El Gráfico.
Para terminar de “fichar”, sin embargo, había una condición: que le pagaran lo mismo que ganaba en la fábrica. Y le dijeron que sí.
“Era muy vivo”
Almirón aún no había cumplido 20 años, “jugaba de punta, por izquierda”, pero el entrenador lo cambió de posición: “Le pedí que jugara libre, en el medio. El cuarto volante era una cosa extraña en aquel momento. Entendió todo enseguida, era muy vivo”, dijo a TN Rubén Glaría.
Y profundizó: “Parecía que tenía 40 años; sabía dónde ponerse, cómo recibir. En tercera era el mejor y en primera seguía siendo distinto, a nadie le salía lo que él hacía. Tenía la característica de un buen jugador, cambiaba de frente como ninguno. Sabía cómo moverse en la cancha, no le pesó subir al plantel superior”.
Cómo era en el vestuario Jorge Almirón, el actual entrenador de Boca
“San Miguel venía de hacer buena campaña, era un club importante de la categoría. Había mucha distancia entre los jugadores grandes y los más chicos, pero él se adaptó muy bien por el carácter y lo cuidaban mucho por lo que era”, explicó Glaria.
Huesito, como lo conocían, en toda la charla repitió incansablemente: “Hablaba muy poco. Era muy tranquilo, como metido para adentro; nunca decía nada”.
Y siguió: “Su inteligencia hablaba por él: jugaba más de lo que decía”. En esa virtud tal vez radica su actualidad: “Creo que esa cualidad lo ayudó a tener panorama dentro de la cancha para entrenar ahora, porque entiende mejor y sabe que los buenos tienen que jugar libres”.
La aparición de Jorge Almirón fue furor en el barrio: “En el boliche donde paraba, todos me decían ‘qué bueno el pibe que pusiste’. Acá es muy querido por la gente hasta hoy”.
Rubén Glaria contó cómo era Almirón cuando debutó: “Entrenaba al 100%. Era el que más jugaba, el que más corría y el que más tenía la pelota. Pobrecito, le daban cada patada los rivales… Era un flaquito alto que cobraba más que ninguno. En la categoría se pegaba mucho, pero se las rebuscaba y los referentes lo cuidaban dentro de la cancha”.
No le veían “pasta” de entrenador
Por último, Huesito reveló que no le vio la pasta de director técnico en sus inicios, pero le siguió la carrera: “Me sorprendí cuando fue entrenador, no me lo imaginaba, y me alegré mucho cuando agarró Boca, porque lo hizo todo él; no lo ayudó nadie, en el fútbol sos o no sos. Él sabía que jugaba bien y siempre fue muy respetuoso”.
Todos los hinchas de Boca le piden la séptima Copa Libertadores a Jorge Almirón; Glaria no. Él tiene otro deseo: “Ojalá que siga siendo lo buena persona que fue siempre, que mantenga su personalidad”.
En qué clubes jugó Jorge Almirón
Jorge Almirón debutó en San Miguel, se fue a jugar a Santiago Wanderers y regresó a la Argentina para vestir la camiseta de Deportivo Español. Después hizo todo el resto de su carrera en México: Atlas, Monarcas, Querétaro, Atlante, León y Dorados de Sinaloa.
De qué jugaba Jorge Almirón
El actual entrenador de Boca siempre fue delantero, pero desde que debutó en San Miguel pasó a ser volante creativo. Fue un jugador muy inteligente, con buen pase y gran despliegue.
Dónde nació Jorge Almirón
El DT es oriundo de San Miguel, provincia de Buenos Aires. En ese momento, la localidad formaba parte del desaparecido partido de General Sarmiento. Hijo de una pareja de Formosa, nació el 19 de junio de 1971 y 20 años después debutó en primera.
En qué clubes dirigió Jorge Almirón
Su carrera comenzó como entrenador en Dorados, con la curiosidad de que, de un día para el otro paso de jugador y capitán a DT, después de la salida de Juan Carlos Chávez, en octubre de 2008. Luego, de la mano del empresario Christian Bragarnik llegó a Defensa y Justicia, Veracruz (México), Correcaminos (México), volvió al Halcón de Florencio Varela, viajó a Tijuana (México), regresó a Godoy Cruz, dirigió a Independiente, brilló en Lanús, se fue a Atlético Nacional (Colombia), agarró San Lorenzo, luego emigró hacia el Al-Shabab de Arabia Saudita, recaló en el Elche de España (tuvo dos ciclos), en el medio estuvo en Lanús, y finalmente llegó a Boca.