MSN, la delantera que explica casi todo

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Todavía duran los ecos de esa fiesta que no tendrá olvido. De eso se habla en La Rambla y en el Barrio Gótico; en las cercanías del Camp Nou y en los alrededores de la Sagrada Familia. El 6-1 frente al Paris Saint Germain -la mayor remontada de la historia de las competiciones de Europa- es un partido que sigue latiendo. Sergi Roberto aparece por las radios y en los medios gráficos contando un episodio de asombro: su gol, el sexto, provocó un pequeño sismo en la zona que rodea al estadio, según registró el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC). Las imágenes de Messi festejando se reproducen hacia el mundo. Cada detalle de lo acontecido el miércoles tiene su retrato para siempre. También hay historias que parecen un relato de Manuel Vázquez Montalbán o de algún otro escritor catalán: como la de ese hincha que salió cinco minutos antes, con el partido todavía 3-1, para que el tránsito no afectara su regreso a casa. Estaba en la fila ocho, a casi nada de donde se produjo el festejo del sexto gol, el de la clasificación a los cuartos de final de la Champions League.

Fue un partido curioso. “Loco”, como dijo Luis Enrique, el entrenador de este milagro. Pero en algo se pareció a muchísimos otros del maravilloso recorrido del gigante catalán: contó con el aporte decisivo de su tridente, la MSN. Ese trío sudamericano compuesto de estrellas: Messi, Suárez, Neymar. Ante el PSG, ellos participaron en cinco de los seis tantos. El argentino convirtió de penal. El uruguayo marcó el primero e inventó la infracción que derivó en el quinto tanto. Neymar -la gran figura de la noche de magos y de magias- convirtió dos goles y ofreció el último centro, esa asistencia infinita.

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En esos tres nombres están muchas de las explicaciones del éxito del ciclo de Luis Enrique. La MSN se construyó en 2014, con la llegada de Suárez, tras su estupendo recorrido por el Liverpool, que incluyó 82 goles y 53 asistencias en 133 partidos. El Pistolero de Salto encajó como la perfecta pieza que faltaba. Desde entonces fueron imparables para casi todos los oponentes que tuvieron en el camino. También pulverizaron un mito de los años noventa: no se puede jugar con tres delanteros. Los números son devastadores para cualquier intento de crítica: en dos temporadas y lo que se jugó de la actual aportaron 333 tantos y 194 asistencias. Los tres con un promedio de gol envidiable para cualquier delantero de cualquier tiempo. Incluso para César Rodríguez y para el filipino Paulino Alcántara, míticos delanteros del pasado remoto del Barcelona.

Con semejante aporte, el Barcelona ganó casi todo lo que jugó. En la campaña 14/15, obtuvo el Triplete (Liga, Copa del Rey y Champions) y sumó la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes de la FIFA (el de la final frente a River, 3-0 en Yokohama). En la 15/16 se llevó la Liga y la Copa del Rey; al principio de la actual temporada agregó la Supercopa de España. Consiguió ocho de los diez trofeos en disputa. Y ahora va por otro Triplete. Por la Liga hoy visitará al Deportivo La Coruña y pelea mano a mano con Barcelona. En la Copa del Rey jugará la final ante el Alavés, el 27/5. En la Champions hizo posible lo imposible y ya está en los cuartos de final.

Sólo dos equipos le impidieron consagraciones al tridente: el Athletic de Bilbao en la Supercopa de España 2015 (en esa serie no jugó Neymar) y el Atlético de Madrid en los cuartos de final de la Champions 15/16. El cerrojo del Cholo Simeone.

No sólo facilitaron la gloria colectiva. También ellos obtuvieron lauros a nivel individual. Sumados los tres, todos los posibles: Messi ganó el Balón de Oro en 2015 y el de Plata en 2014 y en 2016; Neymar, el de Bronce en 2016; y Suárez, el Botín de Oro y el Pichichi en la temporada 15/16. En la actual campaña, además, el crack rosarino lidera la tabla de goleadores en la Liga y en la Champions. A pesar de competidores pertinaces y obsesionados -como Cristiano Ronaldo-, la de la MSN es gloria en estado puro. También otra cosa: una poderosa razón para casi todo lo bueno que le sucede a este Barcelona que no para.

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