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De repente, se enciende la ilusión. “Que de la mano, de Diego Cocca, todos la vuelta vamos a dar”, cantan en las tribunas del Cilindro. Racing golea a Tigre y el laureado técnico alza la mano, saluda a los hinchas y devuelve la mirada al campo de juego. Igual que hace tres años, hay 8 puntos de distancia con el líder del torneo. Y justo después de una tormenta que derivó en la suspensión del clásico con Boca, la Academia logró un triunfo en la Bombonera que lo impulsó a la vuelta olímpica. Como anoche, con dos goles de Gustavo Bou. Similitudes de 2014. Reminiscencias del campeón. Y una efectividad que motoriza el sueño celeste y blanco:15 de 18 puntos obtenidos, una cosecha del 83,3% producto de cinco triunfos sobre seis partidos disputados desde la reanudación del campeonato.
Y pensar que Lisandro López mira desde un costado, mientras termina de recuperarse de la rotura parcial del ligamento colateral interno de la rodilla derecha. Sin el capitán y máximo referente, lesionado hace dos meses, Bou y Lautaro Martínez armaron una dupla demoledora. De los 14 goles que marcó Racing en esta media docena de fechas, la Pantera y el pibe de Bahía Blanca anotaron 10, 5 cada uno, el 71,42% de eficacia. Números abrumadores. Diego González, dos veces, Marcos Acuña y Pablo Cuadra aportaron el resto. Los goleadores, además, mostraron su influencia en el pase previo a la culminación de la jugada. El entrerriano metió 4 asistencias y el juvenil, una. Le devolvió la gentileza este miércoles, cuando recibió la pelota después del bochazo de Agustín Orion que sobró a Agustín Cardozo y dejó al “7” bravo de la Academia cara a cara con Nelson Ibáñez.
Apenitas adelantado pareció Bou. Pero el asistente Sergio Viola no levantó la bandera. Y la Pantera, luego de ganarle en velocidad a Pablo Lima, le rompió el arco a su ex compañero, ahora arquero de Tigre. Con espacios y cuando arranca en alta velocidad, el atacante es imparable. Y después de sufrir el asedio visitante en el inicio, Racing necesitó una sola pelota para volver a ponerse en ventaja en este petit partido que comenzó el 8 de abril, con los goles del Pulpo González y del colombiano Sebastián Rincón, y concluyó anoche, con el festival celeste y blanco.
Racing es directo para atacar. No necesita mucha elaboración, más allá del atildado juego de González, cada vez más respaldado por Luciano Aued. Se vuelca por afuera, con Acuña o liberando el carril para la subida de Emanuel Insúa por izquierda o Iván Pillud por la derecha. Y confía a muerte en sus dos puntas. Bou parece encontrarse mucho más cómodo con Lautaro, un “9” que se las arregla de espaldas y está siempre merodeando en el corazón del área, que con Lisandro. López tiene otro estilo, conecta más. El chico es un tanque. Y cabecea bárbaro. El gesto técnico en el tercer gol es todo un indicio de que está preparado para el desafío de Primera. Con apenas 19 años, ya es objeto de deseo de los clubes europeos y en Mozart y Corbatta se discute si hay que cederlo al Mundial Sub 20. No le pesó reemplazar a Licha. A fin de cuentas, la templanza es un fuerte rasgo de su personalidad.
Tigre tiene volantes que mueven bien la pelota. Lucas Menossi, Cardozo, Alexis Castro y Diego Morales la hacen circular con sensatez. Y en los primeros instantes, especialmente, complicaron a Racing, que tiene serios problemas en su zaga central. Ni Miguel Barbieri ni Marco Torsiglieri brindan seguridad. Pero Rincón no pudo empujar al gol el desborde de Castro. Y en el primer avance celeste y blanco, Bou resolvió con gol.
Ya no respondió el equipo de Facundo Sava, ignorado por la gente. Y la Academia explotó con Bou y Lautaro. De un córner de Acuña llegó el cabezazo goleador del pibe. Y el cuarto se produjo gracias a una guapeada de Cuadra, otro joven canterano. ¿Se fue toda la pelota antes de encarar hacia el área? Lima lo bajó, Argañaraz cobró penal. La Pantera la picó. Testimonio de confianza. Como la de todo Racing, que mira hacia atrás y halla coincidencias con el pasado glorioso que lo invita a soñar en este presente.
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