“Diálogo para la producción y el trabajo”. Así se llamará la mesa tripartita que el Gobierno convocó ayer para el próximo miércoles. Allí confluirán también empresarios y gremios con la premisa de avanzar en las negociaciones para acordar una recomposición del poder adquisitivo del salario que se vio erosionado en los últimos meses por la inflación. Esa fue una de las herramientas que utilizaron ayer el ministro de Trabajo, Jorge Triaca; y el coordinador interministerial Mario Quintana para convencer a la cúpula de la CGT de desistir -al menos por ahora- de llamar al primer paro nacional contra Mauricio Macri. Pero no la única: la propuesta incluyó un bono de fin de año de $1.000 para más de 3 millones de jubilados que perciben la mínima y para los casi 4 millones de beneficiarios directos de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
La cifra global redondea algo más de 8 millones de beneficiarios si se confirma la inclusión de los pensionados, que no estuvieron en el anuncio oficial.
Además, se anunció la eximición de hasta $15.000 del pago del impuesto a las Ganancias sobre el medio aguinaldo a los trabajadores que cobran hasta $ 55.000 brutos.
El anuncio fue hecho por Triaca y Quintana al cabo del encuentro que mantuvieron con los tres integrantes de la conducción conjunta de la central obrera, Héctor Daer, Juan Schmid y Carlos Acuña. “Fue una reunión de diálogo fructífero y franco”, contó Triaca. Los líderes sindicales, en tanto, destacaron el “consenso en algunos temas” que habían planteado.
Y hasta Andrés Rodríguez, de UPCN y uno de los que en la previa había advertido que si no “cerraban” los números que ofrecía el Gobierno la CGT le pondría fecha al paro, también se mostró satisfecho y expectante porque “la propuesta incluye la posibilidad de compensar la pérdida de poder adquisitivo de privados y estatales”. En rigor, la cita del miércoles en principio tendrá como eje los trabajadores del sector privado: en el Gobierno evitaron hacer referencia a cuál será la situación de los estatales.
Mirando hacia adelante, Triaca buscó mostrarse conciliador con los gremios y resaltó su predisposición al diálogo. “Consideramos justos muchos reclamos por parte de los dirigentes sindicales”, concedió. Y admitió que el miércoles “puede haber una discusión” por la reapertura de paritarias para aquellos gremios que quedaron por debajo de la inflación, pero deslizó que eso dependerá de que las partes se pongan de acuerdo. Al mismo tiempo, en otro guiño a los gremios, anunció que “en los próximos días”, la Casa Rosada oficializará el proyecto para modificar las escalas de Ganancias, otro de los reclamos de la central obrera.
Aunque mantuvo una agenda activa durante toda la jornada, el Presidente siguió con atención la reunión. Y a la noche, durante su discurso de apertura de IDEA, se metió de lleno en el tema y les hizo un guiño a los gremios y dijo notar “madurez en una mayoría de los líderes sindicales”. De manera implícita, Macri dejó afuera de ese elogio a sindicalistas de las dos CTA y de la línea más dura del moyanismo que rechazaron la propuesta y mantienen su postura de adoptar una medida de fuerza.
Más allá de la actividad presidencial, el Gobierno concentró todo su esfuerzo para evitar que cualquier situación externa perturbara las negociaciones. Tanto es así que en principio se había informado que sería en el Ministerio de Trabajo -la primera vez había sido allí- y luego se especuló que la reunión ya había arrancado en una sede de UPCN. Finalmente, ya cuando el encuentro llevaba unas horas, se confirmó que el lugar elegido fue el sindicato de la Sanidad, que dirige Daer.
Ya de cara al miércoles, el Gobierno intensificará su estrategia de resaltar el “esfuerzo” fiscal que realizará con este paquete y buscará aislar a los sectores sindicales que se mantienen inflexibles. “Creemos que no están dadas las condiciones para un paro”, consideró Triaca. “Queremos que se mantenga el camino del diálogo”, completó Quintana.