El cáncer de mama es la causa de muerte por tumores más frecuente en mujeres en la Argentina y la segunda en los EEUU. Y pese a que la conciencia acerca de los controles está cada vez más extendida, existen diferentes criterios sobre cuál es la manera más efectiva para detectarlo de forma precoz.
En el país, el Consenso Nacional Inter-Sociedades conformado por las Sociedades Argentinas de Medicina, Mastología, Radiología y Cancerología, entre otras, estableció la recomendación de que las mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares deben realizarse una mamografía anual a partir de los 40 años.
Sin embargo, dicha recomendación difiere de manera radical con la que brinda la Fuerza de Tareas de Servicios Preventivos de los EEUU (USPSTF), organismo que aconseja realizarse una mamografía cada dos años, a partir de los 50.
La realización de mamografías en forma sistemática disminuye la mortalidad por cáncer de mama entre un 30% y un 50%
La propuesta efectuada por la USPSTF, basada en argumentos de escaso fundamento científico, generó una gran polémica ya que puso en riesgo la cobertura médica para realizar mamografías a mujeres entre los 40 y los 49 años, aun cuando dicho organismo norteamericano reconoce que este tipo de exploración diagnóstica si se efectúa anualmente salva vidas. Sin embargo, entiende que el beneficio de realizarse los controles en esas edades es menor debido a potenciales daños”, explicó el especialista en diagnóstico por imágenes y miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM), doctor Daniel Lehrer (MN 64586).
Los daños a los que hace referencia la USPSTF consisten -a su entender- en los altos porcentajes de resultados incorrectos que arrojan las mastografías y que pueden derivar en la realización de tratamientos invasivos innecesarios, tales como biopsias.
En el país, el consenso establece que las mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares, deben realizarse una mamografía anual a partir de los 40
En este sentido, Mysler reconoció que “si bien es cierto que en el caso de evidenciarse alguna anomalía en los estudios efectuados entre los 40 y 49 años, genera en las pacientes incertidumbre y ansiedad, cabe destacar que, de ser el resultado final positivo, la detección temprana salva vidas. Y en los casos donde finalmente se determina que se trataba de un ‘falso positivo’ estamos convencidos de que ese corto período de espera del diagnóstico final, es el pequeño precio que se paga en beneficio de la reducción de la mortalidad de las pacientes.”Ante las críticas generales que provocó la recomendación de la USPSTF, puntualmente por el hecho de que los servicios de salud (públicos y privados) darían cobertura a la mamografía sólo a partir de los 50 años, elCongreso de los EEUU dictó una ley que obliga a los seguros médicos a incluir esta prestación para mujeres entre los 40 y los 49, por los próximos dos años.
“Los principales cuestionamientos tienen que ver con que la USPSTF realizó una revisión parcial y no actualizada de la literatura médica y que deliberadamente no incluyó expertos en diagnóstico ni tratamientos de tumor de mama en su panel de decisiones, contrariamente a lo recomendado por el IOM-Institute of Medicine. Tampoco prestó atención a las observaciones de revisores externos, quitándole transparencia a sus procedimientos y opacando sus recomendaciones finales”, puntualizó Lehrer.
Gracias al seguimiento efectuado a lo largo de los años a un gran número de mujeres que se realizaron este examen y a otras que no lo hicieron, existen estadísticas contundentes para sustentar su importancia de manera anual a partir de los 40 años: “La realización de mamografías en forma sistemática disminuye la mortalidad por cáncer de mama entre un 30% y un 50%, debido a que las neoplasias se encuentran más temprano (menor tamaño y ganglios axilares no comprometidos). Aquellas mujeres que omitieron hacerse alguna mastografía presentaron lesiones en estadíos más avanzados y por consecuencia con mayor riesgo de muerte que aquellas que sí cumplieron con todos los controles anuales a partir de los 40 años”, apuntó Lehrer.
En línea con el criterio científico que comparten las principales sociedades especializadas en la materia del país, y muchas internacionales –incluso de los Estados Unidos-, en la Argentina, tanto los centros de salud públicos como las obras sociales y el sistema de prepagas, autorizan al menos una mamografía anual de control sin límite de edad mínima ni máxima.