Investigadores del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires (UBA) desarrollaron un método a partir del cual se puede estimar la edad que tenía una persona al morir a través del estudio de las articulaciones de la primera costilla.
El desarrollo representa una importante contribución para la antropología forense, la bioarqueología y otras disciplinas.
Luego de cuatro años de trabajo, primero en Portugal y después en Argentina, relevando y procesando datos, los investigadores Leandro Luna y Claudia Aranda alcanzaron la meta estipulada: desarrollar un método económico y simple para estimar la edad de muerte de una persona adulta a través del estudio de las articulaciones de la primera costilla.
La investigación promete ser de gran contribución para la antropología forense, la bioarqueología y otras disciplinas orientadas al estudio del presente y pasado de poblaciones humanas como también puede ser clave en la identificación de desaparecidos. No es un dato menor el reconocimiento internacional que obtuvieron los investigadores con la publicación del artículo en el Journal of Forensic Sciences.
“Dentro de las actividades de laboratorio habituales de los bioarqueólogos y antropólogos forenses, existen numerosos procedimientos metodológicos que permiten estimar la edad de muerte de individuos adultos, con grados variables de eficacia. Las zonas que ofrecen la mejor información son dos articulaciones de los huesos de la cadera (coxales), denominadas sínfisis púbica (en la zona de los genitales) y superficie auricular (que articula por detrás con el sacro)”, explicó Luna.
Luna es doctor en Arqueología egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y actualmente se desempeña como investigador independiente del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas. Sus investigaciones se centran en el análisis bioarqueológico de muestras esqueletales prehispánicas procedentes de diferentes zonas de Argentina.
Por su parte, Aranda señaló que “el método desarrollado por nosotros supera todos esos inconvenientes porque solo se requiere de un relevamiento visual de las articulaciones, sin necesidad de utilizar ningún tipo de tecnología. Asimismo, la primera costilla suele preservarse completa y es fácilmente identificable por su morfología particular”.
Además, es especialista en el rescate, conservación y estudio de restos humanos de contextos mortuorios arqueológicos y contemporáneos; sus investigaciones focalizan en múltiples líneas de análisis, destacándose la generación y puesta a prueba de métodos para la estimación del sexo y la edad de muerte, estudios paleodemográficos, de salud bucal y de prácticas funerarias.
Para crear este método, Luna y Aranda analizaron las articulaciones de la primera costilla de una muestra determinada, compuesta por 415 esqueletos que corresponden a 196 mujeres y 219 hombres de entre 21 y 96 años, fallecidos entre 1910 y 1936.
El desarrollo de todo el protocolo de trabajo se dividió en varias etapas y se extendió por cuatro años. Comenzó con el pedido de permiso para analizar las colecciones de esqueletos portugueses durante marzo de 2018; y por último, la etapa de análisis de los datos obtenidos y la redacción del artículo fue llevada a cabo durante el año 2021, en plena pandemia de Covid-19.
Fuente: Télam