La primera vacuna contra el coronavirus probada en Estados Unidos produjo anticuerpos suficientes para neutralizar la enfermedad, según informaron los investigadores del Instituto Nacional de la Salud y del laboratorio Moderna, encargados de la prueba.
Así lo demostraron los resultados de una prueba hecha en marzo pasado a 45 voluntarios sanos de entre 18 y 55 años, quienes recibieron dos dosis con un mes de diferencia.
Los voluntarios desarrollaron lo que se conoce como “anticuerpos neutralizantes” en su torrente sanguíneo (moléculas que bloquean las infecciones) en niveles comparados con los encontrados en personas que sobrevivieron al COVID-19, según reportó el equipo de investigación en la revista New England Journal of Medicine.
“Este es un componente básico necesario para avanzar con los ensayos que podrían determinar si la vacuna protege contra la infección”, dijo la doctora Lisa Jackson del Instituto de Investigación Kaiser Permanente Washington y quien estuvo a cargo del estudio.
Según precisaron, no hubo efectos secundarios graves, pero más de la mitad de los participantes en el estudio reportaron reacciones parecidas a las provocadas por otras vacunas, como fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolor en el sitio de la inyección.
Para tres participantes que les dieron la dosis más alta, esas reacciones fueron más graves, por lo que no se busca proporcionar esa cantidad. Algunos efectos son parecidos a los síntomas del coronavirus, pero son temporales: duran aproximadamente un día y ocurren justo después de la inyección.
“No importa cómo lo veas, estas son buenas noticias”, aseguró el doctor Anthony Fauci, el principal experto del país y epidemiólogo de la Casa Blanca.
La vacuna experimental, desarrollada por los colegas de Fauci en los Institutos Nacionales de la Salud y por Moderna Inc., empezará su fase más importante alrededor del 27 de julio. Se trata de un estudio con 30.000 personas para probar si las dosis realmente son lo suficientemente fuertes para proteger a la gente del coronavirus.
En la fase 3 se buscará “evaluar principalmente la eficacia, seguridad e inmunogenicidad de la vacuna experimental ARNm-1273 para prevenir el coronavirus hasta 2 años después de la segunda dosis de la misma”.
El objetivo principal de la vacuna es evitar que las personas desarrollen síntomas de COVID-19, como así también que la enfermedad se agrave y que los pacientes tengan que ingresar en los hospitales.
No existe una garantía, pero el Gobierno estadounidense espera tener resultados para fin de año, lo que sería una velocidad récord para el desarrollo una vacuna.