En 2022 la variación de precios deterioró variables como salarios y la oferta de bienes/servicios, y a su vez el poder adquisitivo de la moneda.
Desde que nació a fines de 2019, el billete de $1.000 (el de mayor denominación) no deja de perder poder adquisitivo. Nació valiendo USD 51,87. Para el final del 2022 su valor era de USD 2,86. Una pérdida de valor de 94% en 60 meses. De acuerdo a los datos del Banco Central y la Casa de la Moneda, sólo en el año 2022 se puso en circulación más del 45% de los 3.086,5 millones de billetes de $1.000 que hay en las calles.

El mismo billete de $1.000 ajustado a valores reales, de acuerdo a las proyecciones del informe del REM del BCRA (inflación de 98,4% para 2023) veremos que para diciembre 2023 tendría un valor de USD 1,39.
Es decir que en un año se perdería un 70% de su poder adquisitivo. La inflación deteriora el esfuerzo de los argentinos, el valor de su producción y empleo, sus niveles e incentivos hacia el ahorro en su propia moneda y un letargo hacia la superación personal con incentivos hacia el esfuerzo y dedicación ya qué su retribución será cada vez menor en relación al esmero y la toma de riesgo efectuada. La escalada inflacionaria a su vez genera que la necesidad de rápida impresión de este billete sea cada vez más veloz.

Otra arista para evaluar nuestra moneda es compararla con otras. La seleccionada por los argentinos es el dólar norteamericano. Al analizar al billete de USD 100 en el mismo período desde la creación del billete de 1,000 pesos, veremos como en la misma cantidad de meses se terminó devaluando un 16%. Es decir que si un argentino hubiese elegido a esta moneda como refugio de valor de igual manera hubiese afectado al valor de sus ingresos pero mucho menos en términos comparativos. Por eso es elegida como reserva de valor frente al peso argentino.
Sin embargo, es importante señalar que la suba de precios en EEUU se viene gestando a partir de la crisis sanitaria del 2020, mostrando así un 2022 con el peor nivel de inflación en 40 años: un IPC anual de 9,1 por ciento. A su vez, la actual guerra en Ucrania, el cambio climático, la crisis energética estaría llevando a la Reserva Federal norteamericana a reevaluar su política de tasas por que no ve despejado el escenario inflacionario futuro.

Otro ejercicio, que también se puede hacer para poder entender la devaluación de nuestra moneda, es ver este mismo dólar, pero proyectado desde enero 2023 a diciembre 2025.
De continuar la actual previsión de la reserva federal (se estima que en el 2025 la tasa de inflación debería finalizar en 2%). El dólar de esta manera perdería tan solo un 6% de su valor. Mientras que la previsión actual del REM explica que tan solo en el año 2023 el billete de 1.000 pesos 70% de su valor.

En 2022 la variación de precios deterioró variables como salarios y la oferta de bienes/servicios, y a su vez el poder adquisitivo de la moneda.
A este ritmo inflacionario, a diciembre de 2023 el billete de $1.000 encontraría una nueva conversión en casi USD 1 cuando hace 31 años la convertibilidad había sido inaugurada en 1 a 1. Luego de ese tiempo la conversión sería con 3 ceros más en nuestra moneda.
Infobae