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En medio de imponentes medidas de seguridad que han movilizado en El Cairo a miles de policías y soldados para garantizar su incolumnidad, el Papa Francisco viajará el viernes y sábado a la capital egipcia con un mensaje de “reconciliación” y paz” con los musulmanes. Pese a todas las grandes precauciones, un sargento de policía fue asesinado a tiros en un barrio del sur cairota en un ataque terrorista, informaron las autoridades.
El de Francisco es el segundo viaje de un Papa a Egipto. En 2000 estuvo de visita Juan Pablo II.
Jorge Bergoglio se negó a viajar en un auto blindado durante sus 27 horas de permanencia en El Cairo la metrópoli más gigantesca del Medio Oriente, con casi veinte millones de habitantes. Pero la preocupación por un posible atentado de los extremistas salafitas y yihadistas obligaron a cambiar el lugar donde el sábado por la mañana celebrará la misa ante 20 mil personas, en un país donde los católicos son 275 mil sobre una poblacion de 92 millones. La ceremonia litúrgica se realizará en un campo ubicado dentro de una base de la aeronáutica militar, que ofrece mejores garantías de seguridad.
El real objetivo del 18° viaje del Papa argentino en el quinto año de su pontificado, en los que ha visitado 27 países, es sancionar con su presencia la reconciliación total con Al Azhar, la principal institución del Islam sunita. Los sunitas representan el 90% de los 1400 millones de islámicos. El jefe de Al Azhar, Ahmed Tayeb, visitó a Bergoglio en Roma el 23 de mayo del año pasado y dio por superado el grave conflicto que había deteriorado durante años las relaciones con el Vaticano.
El 12 de setiembre de 2006, el Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, abrió una profunda herida con los islámicos en una conferencia magistral que dió en Ratisbona durante una visita a su patria alemana. Ratzinger, que acaba de cumplir 90 años y es el primer Papa emérito de la Iglesia, leyó una cita histórica en la que el Profeta Mahoma era maltratado al decir que de él solo se encuentran “cosas malas e inhumanas, como su orden de difundir, usando la espada, la fe que predicaba”.
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Las palabras de Ratzinger incendiaron de tumultos el mundo musulmán y el jefe de Al Azhar, Ahmed Tayeb, rompió relaciones con el Vaticano. Recién cuando Francisco fue elegido Papa, en marzo de 2013, lentamente regresó el diálogo. El viaje de Jorge Bergoglio pone fin al conflicto.
Tanto el pontífice argentino como el jeque Ahmed Tayeb afirman con insistencia que las religiones no producen terrorismo. “Es la política”, sostiene la personalidad sunita de Al Azhar.
Cumplida la tarea de reconciliación, Francisco también se presenta como “el papa de paz en un Egipto de paz”.
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Los otros dos personajes principales con los que se reunirá e intercambiará discursos el pontífice argentino, serán el presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi y el patriarca de los coptos ortodoxos, el Papa Tawadros (Teodoro).
Los coptos, separados de la madre Iglesia de Roma en el conciclio de 451 por discrepancias sobre la naturaleza divina de Cristo, son unos nueve millones y esperan con ansiedad el arribo de Francisco. Representan la principal minoría cristiana de Medio Oriente, una atormentada región que se está vaciando de cristianos por las persecuciones y las guerras.
Los coptos han sufrido numerosos atentados sangrientos. Cincuenta y cuatro iglesias están siendo reconstruídas con el aporte del gobierno tras ser destruidas por los extremistas islámicos. En diciembre hubo un atentado, que el Papa recordará, en la catedral de San Marcos de El Cairo, que costó 50 vidas. El Domingo de Ramos de esta Semana Santa fue además enlutado por dos ataques terroristas que causaron otros 48 muertos. Este reguero de bombas han sido reivindicado por el grupo ISIS.
El número de cristianos mediorientales ha disminuído velozmente y se teme que entre 2022 y 2025 su número se reduzca a cinco o seis millones, aunque hoy suman el doble.
Egipto, el país más grande de Oriente Medio y de los musulmanes árabes, vive una difícil crisis política y económica. El crecimiento del extremismo salafita, fuertemente implantado en el norte de la península del Sinaí, donde se producen continuos atentados terroristas, y de otros grupos como la Jihad islámica, ha producido una gravísima crisis del sector turístico, que era la principal industria de punta del país.
El general Al Sisi es el hombre fuerte del gobierno militar tras echar del poder al presidente elegido en elecciones democráticas, perteneciente a los Hermanos Musulmanes, islamistas tradicionales. Al Sisi también espera ansioso al Papa de Roma, para que dé un impulso a la imagen de estabilidad de Egipto y ayude a hacer volver, al menos en parte, la prosperidad perdida.
Aprovechando la visita de Francisco, el jeque Ahmed al Tayeb ha organizado en la universidadl Al Azhar una Conferrencia Internacional Para la Paz de la que participaran también los países de la Liga Arabe, que representan a 400 millones de habitantes.
Bajo el título “mensaje de amor”, la Conferencia reúne a líderes religiosos musulamnes y cristianos, con el objetivo de hacer un llamado a la paz entre las comunidades, contra el fanatismo. En la inauguración, al Tayeb dijo que “ninguna religión puede ser acusada de terrorismo” y reiteró que es la instrumentalización de la religión por parte de la política la que causa el fenómeno terrorista.
Poco después de su llegada al Cairo, el Papa pronunciará en la universidad Al Azhar un discurso ante lo delegados a la Conferencia Internacional de Paz.
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