Nadie sabe dónde están unos 600 inmigrantes tras un incendio en un campamento en Francia

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Varios centenares de migrantes desaparecieron tras de haber sido evacuados de un campamento de refugiados en el norte de Francia que fue arrasado por un incendio que dejó 10 heridos, informaron este martes las autoridades y trabajadores humanitarios que trataban de ofrecerles refugio alternativo y calmar las tensiones.

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La policía acordonó este martes el campamento en Grande-Synthe, un suburbio de Dunkerque. Los investigadores inspeccionaban el sitio para tratar de determinar la causa del incendio del lunes por la noche, que estalló tras una pelea entre grupos rivales de migrantes.

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Simplemente no sabemos dónde están

Corenne Torre, de MSF

La mayor parte del campamento -cerca del Canal de la Mancha- quedó reducido a restos calcinados de cobertizos de madera y de las escasas pertenencias de los migrantes, que convergieron al norte de Francia con la esperanza de llegar a Gran Bretaña.

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Hasta 1.600 personas se encontraban en el campamento cuando estalló el incendio, según el alcalde y el prefecto de Grande-Synthe. Alrededor de 500 fueron trasladados a tres gimnasios locales, uno de ellos reservado para niños y familias, pero la mayoría de los demás migrantes seguían desaparecidos, dijeron el alcalde y el prefecto a los periodistas este martes.

Localización del incendio en el campamento para 1.500 migrantes en el norte de Francia – AFP

La organización Médicos Sin Fronteras, que creó el sitio hace un año para reemplazar los campamentos improvisados en la región, organizó reuniones este martes para decidir qué hacer ahora. Otros grupos de ayuda planeaban distribuir comida a los migrantes en los gimnasios y en cualquier otro lugar donde se encuentren en la ciudad.

Los inmigrantes evacuados del campo aguardan recibir comida. / Reuters

La mayor prioridad es encontrar a los migrantes que se dispersaron después del incendio, dijo Corenne Torre, directora del grupo humanitario en Francia.

“Simplemente no sabemos dónde están”, dijo a The Associated Press. Calculó que se desconoce el paradero de al menos 600 migrantes. Algunos tienen miedo a las autoridades y otros temen regresar a un campamento con pandillas rivales, añadió.

Migrantes kurdos reciben frazadas. / AFP

Dijo que 10 migrantes fueron llegados a hospitales locales con heridas leves tras el incendio, que ocurrió horas después de una pelea entre unos 150 migrantes.

Las autoridades dijeron creer que el incendio fue intencional y que tiene relación con una pelea el lunes anterior entre los grupos de migrantes kurdos y afganos.

Angustia y desolación

Lo cierto es que tras el fuego, cientos de migrantes se quedaron sin techo tras.

Esta mañana, un grupo de seis afganos llegó a lo que quedaba del campamento, en busca de algo que recuperar.

Ismael, un inmigrante kurdo, logró salvar su guitarra. / AP

“Quieren recuperar sus bolsos, sus documentos de identidad”, explica Wajid, 19 años, un traductor que debía comenzar a trabajar el martes en este campamento donde se habían instalado desde marzo de 2016 unas 300 casas prefabricadas y que ahora no son más que cenizas.

“Necesito absolutamente mi carné de identidad, si lo pierdo debo comenzar todo de cero”, explica desesperado Emal.

La pelea

Este afgano cuenta cómo la víspera una pelea entre migrantes afganos y kurdos degeneró en un incendio. Según él, “los afganos estaban jugando fútbol, y la pelota cayó sobre un kurdo que insultó al pueblo afgano. Los afganos intentaron atraparlo pero se escapó”.

El campamento de Grande-Synthe arde tras una pelea entre migrantes. / AFP

“Entonces, regresó con más personas. Les dijimos que queríamos hablar y disculparnos, pero los kurdos vinieron con pistolas y cuchillos“, afirma este afgano.

El número de migrantes y refugiados en Grande-Synthe aumentó considerablemente desde la destrucción el pasado octubre de lo que quedaba de otro gran campo de migrantes a unos 40 kilómetros de allí, conocido como la Jungla de Calais.

“Para mi era normal que los kurdos se sintieran en su casa, era su campamento, nosotros teníamos Calais. Pero como Calais ya no existe…”, señala, afligido.

La vida en un gimnasio

A unos kilómetros de allí, está la sala Victor Hugo, uno de los tres gimnasios que fueron requisados para albergar a una parte de los refugiados.

Voluntarios reparte comida entre los refugiados y migrantes evacuado del campamento incendiando. /AFP

Solo hay 500 plazas, afirma inquieto François Guennoc, de Albergue de migrantes. Los demás pasaron la noche a la intemperie, afirma Guennoc, vicepresidente de esta asociación que repartía comida en este campamento próximo al puerto de Dunkerque.

Dentro de este gimnasio reservado a los kurdos, para quienes el exilio forzado ha sido su única opción, intentan reconstruir sus vidas, una vez más, con lo poco que les queda.

Hombres y mujeres visiblemente exhaustos descansan en camas plegables instaladas de emergencia. Sus hijos juegan a la pelota o andan en triciclos. Varios adolescentes hacen fila frente a los baños de la entrada para lavarse la cara.

Voluntarios reparten comida frente a un gimnasio donde fueron ubicados unos 500 kurdos. /AFP

Johat, uno de los pocos afganos presentes, quizás tolerado porque tiene 15 años, está angustiado. “Me encontré en plena pelea, logré escapar pero desde entonces no supe nada de mi amigo, que resultó herido”, cuenta.

“Es un caos. Algunos no tuvieron donde dormir y deambulan por la ciudad. Muchos tienen miedo de no encontrar a sus familias”, señala Patrick, un voluntario.

Karwan, padre de cincho hijos, está furioso de no poder entrar en el gimnasio porque es paquistaní. “Se me hace muy raro tener que estar aquí esperando, estábamos bien en el campamento”.

El lunes por la noche, Karwan se ausentó del campamento para comprar tabaco. Cuando escuchó lo que sucedió regresó a toda prisa para proteger a su familia. Su cabaña estaba justo frente al lugar donde estallaron los primeros enfrentamientos.

Inmigrantes kurdos reciben alimentos. / AFP

“Tenía a mi hija en mis brazos, pero me caí y recibí varios golpes. Pero no pasa nada, mientras que mis hijos estén bien…”, dice. Lo que sucedió, señala, lo convenció aún más de la urgencia de cruzar a Reino Unido.

Durante más de una década, la costa norte de Francia ha atraído a miles de refugiados y migrantes que tratan de alcanzar Reino Unido. Los migrantes se colocan cerca de la autopista para tratar de entrar en camiones que se dirijan al país vecino o pagan a traficantes para que los trasladen al otro lado del Canal de la Mancha.

Fuente: agencias

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