Reeligen al polaco Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo, pese al rechazo de su país

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Los gobiernos europeos mueven todas sus palancas para que sus nacionales consigan ocupar los altos cargos de las instituciones de la Unión Europea. Se tienen en cuenta las mayorías políticas, el origen –aunque Italia ocupa ahora tres de los cargos más importantes y Francia y España ninguno- y los candidatos cuentan con el apoyo sin fisuras de sus países.

Esa tradición se rompió este jueves con la renovación por dos años y medio del polaco Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo pese a la posición encarnizada del gobierno de su país, liderado por el partido nacionalista PIS, enemigo jurado de Tusk.

Polonia se quedó sola, los otros 27 jefes de Estado o de Gobierno votaron a favor de Tusk. El gobierno polaco de la primera ministra Beata Szydlo pero liderado en las sombras por Jaroslaw Kaczynski, bloqueará las conclusiones de esta cumbre europea, que serán aprobadas como conclusiones del presidente Tusk. La renovación no necesitaba unanimidad y Polonia no encontró ni un socio que apoyara su bloqueo.

Szydlo acusó el miércoles a Tusk, en una carta enviada a sus socios europeos, de entrometerse en los asuntos nacionales polacos. Polonia lleva año y medio, desde la victoria del PIS, en rumbo de choque contra las instituciones europeas por su deriva autoritaria y su intento de controlar la Justicia, los medios de comunicación, la Fiscalía y todos los resortes importantes de la Administración pública.

La Comisión Europea abrió un expediente al gobierno polaco, que se niega a dar marcha atrás en sus reformas autoritarias. En el último paso, el brazo ejecutivo de la UE pidió a los gobiernos su opinión sobre si debe activar ya el artículo 7 del Tratado de la Unión Europea, el que prevé la suspensión de los derechos de voto de un país miembro si toma medidas contra el Estado de derecho y las libertades civiles.

Polonia acusa a las instituciones comunitarias de abrir ese expediente por motivos políticos y a Tusk de liderar el movimiento, aunque todo el proceso depende de la Comisión Europea, no del Consejo que preside Tusk. Además, para Polonia Tusk es “el candidato alemán” –en la Polonia de Kaczynski eso parece un insulto-, aunque hace dos año y medio fue propuesto al cargo por su propio país, apoyado entonces por Eslovaquia, República Checa y Hungría.

El enfrentamiento de Tusk con Kaczynski llega incluso a la teoría conspirativa que difunde el PIS. Según Jaroslaw Kaczynski, Tusk sería “moralmente responsable” de la muerte de su hermano gemelo Lech Kaczynski, antiguo presidente polaco. Murió –junto a casi 100 altos cargos civiles y militares- en un accidente de avión cerca del aeropuerto ruso de Smolensk. Tusk era entonces primer ministro polaco.

La bronca polaca con su paisano Tusk mancha esta cumbre. El primer ministro de Malta Joseph Muscat –su país ostenta la presidencia pro tempore del bloque- dijo que “un país no puede bloquear la decisión” y la lituana Grybauskaite que “no queremos convertirnos en rehenes de la política polaca”.

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