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La Iglesia venezolana lanzó ayer un ataque frontal contra el gobierno de Nicolás Maduro. “Una situación de dictadura”, denunció el cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, tras el Angelus dominical. Ese mismo día la Conferencia Episcopal venezolana había hecho leer a los sacerdotes en las misas una carta en la que se llama a la población “a la desobediencia civil”.
“Estoy preocupado por el hecho de que el país está en un estado de emergencia económica desde hace un año. Esto no es normal. Tampoco otras medidas, como la anulación del referéndum revocatorio o la postergación de las elecciones a gobernadores. Todo esto crea una situación de dictadura”, dijo.
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Urosa Savino se refería a unas elecciones a gobernador que el gobierno viene pateando desde hace meses y a una recolección de firmas organizada por la oposición para pedir un referéndum sobre la permanencia de Maduro en la presidencia. Cinco estados venezolanos anularon por fraude el proceso de recolección del 20% de las firmas y el referéndum no se celebró. Según la oposición, ese fraude nunca existió.
Según la agencia de noticias católicas Fides, el cardenal Baltazar Porras también se metió ayer de lleno en la lucha política venezolana: “Las correcciones a las sentencias son solo cambios cosméticos que no resuelven de hecho la situación, porque no consideran a la Asamblea Nacional como un poder autónomo y confunden a la población”.
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El comentario de Porras, arzobispo de Mérida, estaba más cerca de la coyuntura. El Tribunal Superior de Justicia de Venezuela protagonizó la semana pasada un baile que no lo dejó bien parado con un fallo y su posterior rectificación. El miércoles invalidó al parlamento (la Asamblea Nacional) y el sábado, después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) lo denunciara como un auto-golpe de Estado, dio marcha atrás.
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Para los opositores, que controlan la mayoría de los escaños en el parlamento, tanto el fallo inicial como su posterior rectificación son pruebas de que el poder Ejecutivo manda sobre el Judicial. “Sigue habiendo golpe de Estado”, dijo el sábado el presidente del parlamento, Julio Borges, usando ese argumento.
Porras fue especialmente dramático en su declaración de ayer: “Si se continúa así esto puede ser una invitación al caos y al desorden, y causar inútiles derramamientos de sangre”.
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