El informe preliminar de la Junta de Seguridad en el Transporte (JST) sugiere que se trató de una mala maniobra, aunque el foco también estará puesto en el rol que cumplieron los bomberos. La causa está a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado del Juzgado Federal N°1 de turno de San Isidro.
Tras el despiste del avión que se estrelló cerca del aeropuerto de San Fernando, la Justicia investiga las distintas hipótesis de lo que pudo haber ocurrido. En la causa interviene el Juzgado Federal N°1 de turno de San Isidro, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado.
En principio, el análisis preliminar de la Junta de Seguridad en el Transporte (JST) apunta a un posible “error humano del piloto, que desencadenó la tragedia”. Sin embargo, el foco de los investigadores también estará puesto en el rol que cumplieron los bomberos tras el terrible accidente.
Según pudo saber TN, la principal teoría sugiere que el avión, operado por el piloto Martín Fernández Loza -un profesional ampliamente capacitado- pudo haber aterrizado “corto de pista”. Esto significa que tocó tierra más allá del punto ideal, quedando solo 280 metros hasta el alambrado perimetral. El impacto, a una velocidad aproximada de 380 km/h, destruyó el fuselaje y provocó la explosión de los tanques de combustible, ubicados en las alas de la aeronave.
Sobre el recorrido que realizaron los aeronavegantes, se confirmó que descendieron en paralelo por el río Reconquista, doblaron para aterrizar y bajaron paralelo a la avenida Hipólito Yrigoyen. Finalmente, atravesaron la calle Charlín y chocaron contra una de las viviendas de la zona.
Las primeras pericias realizadas por los médicos de la Policía Federal Argentina (PFA) indicaron que las víctimas, Fernández Loza y Agustín Orforte, podrían haber fallecido por intoxicación con monóxido de carbono. Según esta versión, los pilotos quedaron atrapados en la cabina, la única sección del avión que quedó intacta, ya que sus cuerpos fueron encontrados con los cinturones desabrochados.
Por otra parte, el presidente de la Sociedad Argentina de Aviación, José María Abaca, reveló un detalle que podría ser clave para entender qué pasó con el avión que se incrustó en una casa de San Fernando. En este sentido, dijo que los Bombardier Challenger 300 -el tipo de aeronave que protagonizó la tragedia- cuentan con un CVR (Copy Voice Record). “Es la charla entre los pilotos donde se toman los últimos 30 o 20 minutos de vuelo”, explicó Abaca.
El rol de los bomberos
La rápida respuesta de los bomberos de San Fernando -que llegaron en menos de tres minutos- y luego los de Tigre, contrasta con los interrogantes sobre la actuación del cuerpo de rescatistas del Aeropuerto Internacional de San Fernando. De esta manera, la investigación busca determinar si contaban con los equipos necesarios para cortar el fuselaje y facilitar el rescate de los pilotos.
Previamente, el estado del equipamiento de emergencia en aeropuertos argentinos ya había sido objeto de críticas en auditorías internacionales anteriores, como las realizadas por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Estas señalan deficiencias en la preparación y las malas condiciones de los equipos de seguridad, lo cual abre un nuevo frente en las averiguaciones de lo que pasó durante la tarde de este miércoles.