Se trata de Andrés Jorge Gall, el joven de 19 años baleado en la vereda de su domicilio en barrio Nuevo el 25 de diciembre cuando supuestamente salió a ayudar a un vecino que le requirió ayuda.
La víctima estuvo internada desde aquel día en el hospital Madariaga de Posadas debido a una grave lesión en la zona abdominal y pecho, producto de perdigones que blandió un joven, aún prófugo, con una escopeta calibre 28 milímetros.
La policía detuvo horas posteriores al hecho a dos hombres de 49 y 32 años respectivamente quienes habrían estado en el momento de la agresión y conocerían al autor del disparo. De todas maneras, el herido al momento de ser trasladado al centro asistencial le dijo a su progenitor y a la policía el nombre del autor del disparo, un joven buscado intensamente desde esa fecha.
La revuelta se originó en las primeras horas del 25 de diciembre cuando un amigo de la víctima fue a pedirle ayuda porque aparentemente tenía inconvenientes con otros vecinos o conocidos del barrio. Cuando Gall se asomó, recibió un disparo a la altura del pecho y abdomen y cayó desplomado al suelo mientras, según testigos, varias personas salieron corriendo del lugar.
En este contexto, investigadores de la Unidad Regional IX comenzaron una pesquisa y a las pocas horas dieron con dos sospechosos, de los cuales solamente uno continúa tras las rejas ya que la semana pasada el hombre de 49 años recuperó la libertad bajo caución juratoria y se notificó de una prohibición de acercamiento al domicilio del ahora fallecido.
Por su parte, el hombre de 32 años continúa detenido ya que habría sido quien acompañó o estuvo con el autor del disparo, un joven cuyos mayores datos se desconocen, pero trascendió que tendría un alias conocido como “Minera”.
Respecto al arma homicida, no fue encontrada en los diversos allanamientos dispuestos por el juez instructor, aunque se secuestraron otros elementos de interés para la investigación. En principio, y de acuerdo a los resultados de la autopsia, el arma con la cual dispararon a Gall fue una escopeta calibre 28 milímetros, con la que le perforaron la panza y los perdigones también dañaron el pecho y zonas vitales de la víctima, quien solo intentaba defender o proteger a su vecino y amigo según dijo su padre.
Con información de PE