La crisis en Venezuela, punto de confluencia entre Macri y el Papa

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La relación entre el papa Francisco y el gobierno de Mauricio Macri no es fácil, pese a que hay unas cuántas primeras figuras del macrismo –María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Esteban Bullrich, Jorge Triaca, por caso – muy alineadas con el pontífice. Eso no es ninguna novedad. La novedad más reciente es que el vínculo encontró un punto en común por el cual las partes decidieron sumar esfuerzos: la resolución pacífica de la grave crisis que sufre Venezuela (ver página 19).

La alianza se terminó de definir hace poco más de una semana durante la reunión de la canciller Susana Malcorra con el Papa. Allí quedó claro que la Argentina liderará una presión de los países de la región para que el régimen de Nicolás Maduro comience a ceder en los reclamos de la oposición antes de que el baño de sangre sea mayor y todo termine en un gran desastre. Un papel que Estados Unidos ve con satisfacción, como se evidenció en la cita de Macri con el presidente Trump.

Los detalles se pulieron en el posterior encuentro de Malcorra con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolín, un gran conocedor de la situación venezolana por haber sido Nuncio en ese país hasta que Francisco lo convocó para ser su segundo. Y autor de una durísima carta a Maduro por haber incumplido los acuerdos a que se llegó la mesa de diálogo que promovieron cuatro ex presidentes y el propio Vaticano, lo que dejó en mala posición al pontífice.

Es sintomático que la Cancillería haya difundido el domingo por la noche un comunicado en el que revelaba que ocho países de la región –Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú, Paraguay y Uruguay, además de la Argentina- decidieron adherir a las declaraciones que hizo a la prensa este fin de semana el Papa, en el vuelo de regreso de Egipto, sobre Venezuela, cuando se pronunció a favor de “negociaciones consensuadas” sobre la base de “condiciones claras”.

Francisco lo había dicho al manifestar la disposición del Vaticano a volver a ser facilitador de un diálogo. Y si bien es claro que su exigencia se relaciona sobre todo con el incumplimiento de Maduro con lo acordado -elecciones, liberación de presos políticos, etc., también apuntó a la oposición. De hecho, se quejó de que está dividida y señaló que eso tampoco ayuda. Ayer, la opositora Mesa de la Unidad Democrática le envió una carta en la que niega esa división.

En el comunicado, los ocho países afirman que “como lo ha señalado el Pontífice, es imprescindible contar con ‘condiciones muy claras’ para una salida negociada a la crisis política, económica y humanitaria que vive dicho país hermano”. Y señalan que coinciden con el Papa “en que ‘todo lo que se pueda hacer por Venezuela hay que hacerlo, pero con las garantías necesarias’”.

Eso sí, puntualizan que para ello “se requiere el cese de los actos de violencia, la plena vigencia del estado de derecho, la liberación de los presos políticos, la plena restitución de las prerrogativas de la Asamblea Nacional, y la definición de un cronograma electoral”. La estrategia del Papa y Macri, en acción.

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