Recomiendan reforzar controles para no perder terneros

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Por Javier Confalonieri, médico veterinario

Estamos en los meses en los cuales se llevan a cabo los tactos, los diagnósticos de gestación y de enfermedades reproductivas, y es tiempo de tomar la decisión de hacer los descartes o no y de saber con cuántos terneros se contará en la siguiente zafra.

Esta temporada sin dudas va a ser muy despareja en cuanto a los porcentajes de preñez, puesto que hubo zonas donde les llovió de forma espectacular, logrando que las producciones forrajeras sean prácticamente nunca vistas, y otras zonas donde nunca se vio tanta agua junta y en forma tan reiterada, como ser en Santa Fe, Entre Ríos o Buenos Aires. Esto además nos produjo pérdidas de pasturas, verdeos, condición corporal de los vientres y, por supuesto, pérdidas de animales.

En Argentina seguimos teniendo un porcentaje de destete de alrededor del 55 al 60 por ciento, muy bajo, con mucho potencial por crecer y mejorar, pero estamos con el mismo cuento desde la década del sesenta y seguimos igual.

Pero este bajo porcentaje de destete, no solo se sustenta en bajos porcentajes de preñez, sino que en muchos establecimientos que tienen un manejo nutricional adecuado, entores estacionados, sanidad controlada y que parten de un alto porcentaje de gestación, de alrededor del 88-95 por ciento, se encuentran que al fin de la temporada de pariciones se “perdieron” 10 a 15 puntos. Es decir que de 100 vacas entoradas, 90 están preñadas al tacto y 76 llegan a parir un ternero. Que este llegue al destete o no es un tema que abordaremos la próxima. Esto pasa en muchos campos bien manejados, imaginen lo que puede suceder en aquellos que son un viva la pepa: simple, nadie lo sabe porque nadie controla o mide. El toro todo el año enmascara todos los problemas.

Lo ideal sería que de 100 vacas preñadas, nazcan 100 terneros. Soñado. Lo normal que ocurre en muchos casos es una pérdida del 3 al 5 por ciento, es decir, que nazcan 97-95 terneros cada 100 vacas preñadas. Estas mermas son normales y se pueden atribuir a muchísimas causas y factores que en general nunca se llegan a descubrir.

Pero qué pasa con esos campos donde estas disminuciones rondan el 12 al 15 por ciento, no se ven los abortos, no se ven vacas sucias, nada que llame la atención de los recorredores. Los vientres están vacunados contra las enfermedades reproductivas, los toros sanos a enfermedades venéreas, nutricionalmente están bien a lo largo del ciclo productivo. ¿Entonces? ¿Echamos al veterinario? Espero que no, tanto no se va a equivocar (entre el 1% y el 2% de error al tacto es algo normal).

La verdad, es muy frustrante hacer las cosas bien, o creer que se las está haciendo, y tener estas bajas en la producción.

Existe una metodología de trabajo que difunde el doctor Campero, del INTA Balcarse, que se llama, “rodeo centinela”. Esto consiste en algo muy sencillo: al momento del tacto se les saca sangre a un porcentaje representativo de las vacas preñadas. Este número puede ser 50 animales en un rodeo de 500 a 700 vientres o 70 a 100 muestras en rodeos mayores. Esta muestra de sangre bien identificada de cada animal se guarda en el freezer, y ahí se deja. Lo importante de esto es que esas vacas que fueron sangradas y bien identificadas, cada dos meses deben ser retactadas, para poder de esta forma saber en qué momento de la gestación estamos teniendo nuestras pérdidas. ¿Y por qué esto es importante? Porque nos permite ir acotando, acorralando, los agentes etiológicos que causan pérdidas gestacionales. No es lo mismo una pérdida a los dos meses de gestación (tricomoniasis, diarrea viral bovina), las pérdidas después del cuarto mes (campylobacteriosis, leptospirosis, neosporosis) que los ocurridos después del sexto mes (brucella, listeriosis, etc.).

Por supuesto que estas enfermedades en muchas ocasiones se superponen en las etapas en las cuales producen el aborto, y son solo las más comunes dentro de un universo de causas, pero la posibilidad de hacer un diagnóstico más certero sabiendo la edad de gestación donde ocurre la pérdida nos acerca al diagnóstico. Y la otra herramienta importantísima con la que contamos es la sangre que tenemos guardada. Al encontrar una vaca que perdió la gestación, le hacemos una segunda toma de muestra de sangre, y ya tenemos dos muestras que nos van a permitir saber cómo se comportaron los anticuerpos para determinadas enfermedades.

Seroconversión, así se conoce a esta variación los anticuerpos. Sé que suena molesto y engorroso el hacer un tacto cada dos meses a 50 o 100 vacas, pero si esta maniobra nos permite corregir esos 12 o 15 puntos que estamos perdiendo, creo que el valor de los terneros que recuperamos bien lo justifica.

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