Las chicas del jazz que se hacen escuchar en un ambiente masculino

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Ninguna de las instrumentistas que forman el quinteto ‘Yamile Burich & Ladies Jazz’ se deslumbró con la idea de armar un grupo sólo de mujeres. El surgimiento fue accidental. Yamile Burich (37), la saxofonista y líder del grupo, las convocó para tocar -algunas en reemplazo de hombres que no podían en esa fecha. Ahora es parte de su identidad: hace tres años que tocan sin parar y ya grabaron dos discos. “Una constancia poco usual en el jazz”, lanza la saxofonista salteña mientras amamanta a Victoria, su hija de seis meses.

“Primero somos músicas y después mujeres”, comenta una y asienten todas. Detrás de esa frase esconden su profesionalismo. Cada una, antes de conocerse se había propuesto no ganar ni perder un trabajo por el hecho de ser mujer. Su mayor prueba y motivación fue sentir el peso de la mirada ajena. “Sentir que el público te exige tocar mejor que un hombre para ser buena”, cuenta Patricia Grinfeld (38), la guitarrista del grupo. “Tenemos que demostrar que nos valoramos para que los demás también lo hagan”, agrega la contrabajista y única extranjera, la colombiana Diana Arias (30). Carolina Cohen (34) lo sintió más marcado en la percusión: “Mi ambiente es aún más machista por estar ligado con el peso y la fuerza necesaria para tocar”, destaca. Le agradece a un profesor que la detuvo al verla tocar para decirle que lo hiciera desde “la sensibilidad de la mujer”. Desde ese momento dejó de intentar tocar como hombre.

Analía Ferronato (28) es la más jóven del grupo y es la baterista. Ella no escuchaba jazz cuando se vino de Gualeguaychú a Buenos Aires a estudiar. Tampoco el resto cuando se iniciaron en la música; pero todas terminaron dándole exclusividad, aunque sea un estilo que a veces cueste más. “Los grandes espacios de jazz en Argentina tienen las puertas aún medio cerradas para nosotras; no nos dan la oportunidad de escucharnos” lamenta Yamile y reconoce: “Me cansé de insistir, me resigné”. Mientras tanto tocan donde las quieren, “donde hay una igualdad”.

Las raíces machistas del jazz se prolongan en vestigios que se vuelven más evidentes cuando un grupo sólo de mujeres comienza a destacarse. Hoy, en el Día de la Mujer van a hacerse escuchar en el Club de Música a las 21hs. “Hay extremos en la recepción que tenemos: o les encanta o no lo aceptan, en un 50% y 50%”, afirma la saxofonista. Aunque cuando fundó el quinteto ya tenía un cuarteto y muchos años en escenarios, reconoce que ser líder de este grupo fue distinto. “Me sentí más criticada y observada; a muchos hombres les molestó que nos dieran espacios”, recuerda y se enorgullece de haber abierto camino.

Victoria es foco de atención de todas las músicas mientras juega en los brazos de Yamile. Desde la panza de su madre que estuvo tocando hasta el noveno mes y volvió a trabajar al mes de nacida, ya escuchó todos los repertorios. En su casa, además, está la sala de ensayo. Desde esa sala todas coinciden en lo bien que se siente tocar entre ellas y en el grado de compromiso que manejan. “Compartimos la búsqueda personal de superación”, dice Patricia. “Para que nos elijan por la calidad musical y no por ser mujer”, completa Carolina. Aunque cada una tiene sus propios proyectos, casi todas las semanas se encuentran en algún escenario para ponerse a prueba ante la mirada ajena.

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