Otro día de paro con adhesión dispar en las escuelas del Conurbano

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Con acatamiento dispar, los gremios bonaerenses cumplieron ayer la segunda jornada de paro de esta semana. CTERA, UDA y CEA ratificaron el paro nacional por 48 horas que empieza hoy. Una recorrida de Clarín por unas 10 escuelas del Conurbano encontró que la adhesión al paro en las escuelas públicas varía, pero en todos hay al menos algún grado en el que el docente adhirió. En una escuela de Avellaneda, por ejemplo, todos los maestros pararon. Y en general la mayoría de los docentes que se adhirieron la semana pasada volvieron a hacerlo lunes y martes, y lo harán hoy (miércoles) y mañana (jueves).

Por las calles de zona sur desfilan uniformes de colegios privados, pero pocos guardapolvos blancos. En la Escuela N°28 de Avellaneda se adhirieron del lunes al jueves seis grados del turno mañana y siete de la tarde. En otro primario cercano, un cartel de “Paro docente” ilustra la puerta. Las maestras están todas adheridas desde la semana pasada y el viernes fueron solo cinco de ellas porque había jornada con padres y alumnos. “Los padres llaman por teléfono todo el tiempo”, dice una auxiliar. Las aulas seguirán vacías hasta el jueves, mientras que el viernes “no se sabe” que pasará.

Sin clases. La escuela N°1 Vicente López y Planes ayer, con alta adhesión. A. MARTÍNEZ

Una hilera de sillas de ruedas espera a los chicos de la Escuela de Educación Especial N° 505 de Avellaneda. En este caso se adhirieron el 2% de los docentes, las dos semanas de paro. El viernes sí hubo clases. “Son pocos, quizás tiene que ver con el tipo de escuela. Los chicos vienen en ambulancia o en remis”, cuenta un directivo, mientras recibe a uno de los 200 alumnos de la institución, con dificultades motrices.

En el municipio vecino, Lanús, los chicos juegan en el patio de la Escuela N°17. Allí aseguran que están yendo todos los alumnos y que ningún docente se adhirió al paro. Reconocen que el primer día faltó la mitad de los chicos porque no sabían si empezaban o no. Pero que, luego, las jornadas se normalizaron. Muy cerca, en la Escuela N°9, una maestra jardinera grita a los padres: “¡Recuerden que mañana y pasado no hay clases!”. En ese momento, las docentes del primario definían qué medida tomar para los próximos días. Lo deciden juntas: o van todas o no va ninguna. “Veo bien que reclamen por un sueldo mejor, pero no la manera. No me parece bien la medida de fuerza”, dice en la puerta Johanna Beirano, que tiene hijas en jardín y primario.

En la zona oeste la situación fue similar. “Unamos las escuelas. Ningún docente por debajo de la línea de pobreza”, reclama un cartel pegado en la Escuela N° 27 de Ciudadela. Sin alumnos ni padres a la vista, y con las puertas cerradas, los directivos se negaron a hablar con este medio. Al menos, otro cartel asegura que “se servirá el desayuno” a los chicos que asistan.

A pocas cuadras, el enojo es generalizado entre los padres de la Escuela N° 20. “Tenemos que andar llamando para ver si hay clases. Nos vamos ayudando entre las mamás, que tenemos un grupo de WhatsApp”, cuenta Glenda Guichane. Tanto ella como Daniela Vera se quejan porque después apuran a los niños para que cumplan con los contenidos. “El chico se abomba, no hace los deberes, y repite”, señalan.

En Haedo, en la Escuela N° 100 aseguran que “están asistiendo todos los docentes y vinieron todos los chicos”. No sucede lo mismo en la Escuela Técnica N° 8: la semana pasada estaban planificadas las mesas de previas, pero los alumnos no las pudieron rendir. Tampoco empezaron las clases para todos, ya que la mitad de los docentes se adhirieron al paro.

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