Angela Merkel sobre el escándalo en Volkswagen: "no sabía nada"

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Angela Merkel declaró ante una comisión parlamentaria que se enteró “por la prensa”del escándalo de las emisiones de Volkswagen. La canciller alemana aseguró haber apoyado entonces al ministro de Transporte, Alexander Dobrindt, para que se esclareciera rápidamente el caso que estalló en septiembre de 2015 y minó la credibilidad de la mayor automotriz europea.

Una comisión del parlamento alemán investiga desde julio del año pasado si el gobierno de Merkel sabía o al menos tenía indicios de que millones de vehículos diesel del grupo Volkswagen emitían hasta 40 veces más gases de efecto invernadero en la calle que en situación de test. En concreto, los legisladores buscaron determinar si los contactos muy estrechos entre el ejecutivo de Merkel y la industria automotriz llevaron a los funcionarios a mirar hacia otro lado en vez de controlar que se cumplieran las normas medioambientales.

La canciller alemana, Angela Merkel, participa en una sesión de la Comisión de Investigación del Parlamento alemán por el fraude en las emisiones del fabricante de coches alemán Volkswagen (VW) en Berlín./ EFE

La comisión recogió entre otros el testimonio de Mary Nichols, jefa de la oficina de protección del medioambiente de California, CARB, quien se reunió con el entonces gobernador Arnold Schwarzenegger y con Merkel en abril de 2010. Por videoconferencia, la estadounidense dijo que Merkel estaba entonces “muy bien informada”, que se quejó de las normas estrictas que limitan la emisión de gases contaminantes en California y que las describió como un obstáculo para la industria europea.

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La propia Merkel aclaró hoy que conoce el tema de las emisiones porque fue ministra de Medioambiente entre 1994 y 1998, pero que nunca antes había escuchado hablar del mecanismo que provocó el escándalo de Volkswagen. Fueron las autoridades estadounidenses y no las alemanas las que descubrieron que unos once millones de vehículos diesel de Volkswagen tenían incorporado un software ilegal. Este mecanismo conseguía que los filtros de limpieza funcionaran al cien por cien solo en situación de test, al detectar que los coches estaban siendo controlados.

La canciller alemana, Angela Merkel, participa en una sesión de la Comisión de Investigación del Parlamento alemán por el escándalo de VW./ EFE

La canciller dijo ayer que no recordaba haberse quejado de las normas californianas. Si Mary Nichols lo afirma, debe haber sido así, agregó Merkel, pero destacando que en ningún caso quiso atacar la política medioambiental de California. Su objetivo habría sido más bien señalar que “con los estrictos límites para los motores de gasoil se ponía todo el peso sobre un tipo de automóvil”, cita la agencia dpa.

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Según Ulrich Lange, de la oficialista CSU, “no es un escándalo del gobierno, es un escándalo de Volkswagen”. “El ejecutivo se ocupó rápidamente de esclarecer lo sucedido y asumir las consecuencias”, subrayó. Kirsten Lühmann, del Partido Socialdemócrata SPD, destacó por su parte que “a esta comisión le quedó claro que nadie sabía antes de la manipulación ilegal”. “Ya aclaramos que nadie miró para el otro lado. Confirmamos que todos los autos que no cumplen la norma serán equipados” (con nuevos filtros), dijo Lühmann.

La canciller alemana, Angela Merkel, en una sesión de la Comisión de Investigación del Parlamento alemán por el fraude en las emisiones de Volkswagen (VW) en Berlín./ EFE

Los legisladores de la oposición que integran la comisión no se quedaron conformes con las explicaciones. El representante de La Izquierda, Herbert Behrens, consideró que si Merkel fue tan agresiva con las autoridades californianas y se erigió en “la abogada defensora” de las automotrices, “ahora no puede hacer como si no tuviera nada que ver”. Los grandes accionistas de las principales automotrices alemanas suelen hacer fuertes donaciones a los partidos políticos grandes. En el caso de la CDU de Merkel, organizaciones como LobbyControl denunciaron entre otros un gran aporte monetario de tres accionistas de BMW en 2013.

Una protesta por el escándalo de Volkswagen en ocasión de la declaración ante el Parlamento de Angela Merkel, en Berlín. / Reuters

Justamente la canciller también fue consultada este miércoles por su papel en la postergación de la discusión sobre una nueva norma medioambiental europea ese año. Una versión del diario Süddeutsche Zeitung señalaba que Merkel acordó en 2013 con el gobierno de Irlanda (que entonces detentaba la presidencia de la UE) posponer de la agenda la aprobación del límite de 95 gramos de CO2 por kilómetro para los vehículos nuevos a partir de 2020.

Mientras la oposición acusa al gobierno de dejarse presionar por el lobby automotor, el oficialismo se ataja argumentando que las autoridades reaccionaron rápido para esclarecer lo sucedido. La comisión parlamentaria ya entrevistó a 13 expertos técnicos y 56 testigos del caso Volkswagen, entre ellos gerentes, funcionarios, exministros y ministros en ejercicio. La canciller fue la última convocada.

Angela Merkel a punto de testificar ante el parlamento alemán por el caso de VW. / AFP

El 19 de enero pasado fue el turno del ex presidente del grupo Volkswagen, Martin Winterkorn, quien aseguró hablar llamado por teléfono a Merkel un día después de que estallara el escándalo en 2015. Varios ex empleados de la automotriz declararon que para entonces los principales directivos del consorcio ya sabían de los distintos valores que mostraban los autos en ruta y en situación de test de emisiones.

Con 12 marcas de distinta categoría, desde Porsche y Audi hasta Skoda, Volkswagen es el principal consorcio automotriz de Europa y del mundo, ya que con más de 10 millones de unidades vendidas en 2016 superó a la japonesa Toyota. Pero mientras que en Estados Unidos le impusieron 4.300 millones de dólares de multa e imputaron a sus ejecutivos, Volkswagen todavía no acordó una compensación a los 8,5 millones de usuarios europeos.

El caso promete dar que hablar por mucho tiempo. Según el diario Süddeutsche Zeitung, poco después de que estallara el escándalo en 2015, la productora de Leonardo Di Caprio y los estudios Paramount compraron los derechos para la adaptación cinematográfica de un libro sobre el escándalo Volkswagen.

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