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El conflicto entre los países occidentales y Rusia por la utilización de armas químicas en Siria escaló peligrosamente en las últimas horas. Washington considera que Moscú puede ser cómplice en el ataque con neuroquímicos y lanzó una investigación para probarlo, mientras el canciller de Gran Bretaña canceló una visita a territorio ruso porque, según denunció, “los acontecimientos en Siria han cambiado la situación de manera fundamental”.
El gobierno de Vladimir Putin volvió a negar que Damasco haya utilizado armamento químico, y respondió indignado la acusación de las potencias occidentales. “Da la impresión de que nuestros colegas occidentales viven en su propia realidad, donde primero intentan construir de forma unilateral planes colectivos y luego los cancelan también de forma unilateral con pretextos absurdos”, dijo la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova.
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Fuentes del Pentágono señalaron a los medios estadounidenses que están investigando la posibilidad de que Rusia conociera o fuera cómplice en el ataque químico del pasado martes en la localidad de Khan Shaykhon (Idlib) que provocó la muerte de 86 civiles, entre ellas 27 niños.
Imagen tomada por el Ministerio de Defensa ruso en la base siria atacada por Estados Unidos (AP)
Inclusive señalaron que buscan determinar si un caza ruso bombardeó un hospital a donde fueron trasladadas víctimas del gas neurotóxico, cinco horas después del ataque con la intención de eliminar pruebas.
“Sospechamos que los ayudaron” en el ataque del martes en la ciudad rebelde. Como mínimo, los rusos fracasaron en controlar la actividad del régimen sirio”, apuntaron fuentes del Pentágono.
Los servicios de Inteligencia estadounidenses consideran que la cercanía entre ambas fuerzas militares -siria y rusa- no deja lugar a dudas. “Sabemos que los rusos tienen expertos en armas químicas en el país. No podemos hablar abiertamente de cualquier complicidad entre rusos y el régimen sirio en este caso, pero estamos evaluando cuidadosamente cualquier información que pueda implicar que los rusos sabían o asistieron”, agregaron.
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De acuerdo a la información del Pentágono, tropas rusas de una unidad de helicópteros operaban desde la base aérea de Al Shayrat, por lo que podrían haber conocido con tiempo que la aviación siria del líder Bashar al Assad tenía planeado este ataque químico.
La base siria fue devastada el jueves por la noche por un bombardeo estadounidense con misiles crucero Tomahawks, lo que provocó la reacción de Rusia, Siria e Irán.
Siria había desarrollado un peligroso arsenal de armas químicas en las últimas décadas, que incluía gases letales como Sarín, Mostaza y Cianuro. Pero en 2013, en plena guerra civil y tras un horroroso y controvertido ataque químico sobre el suburbio de Guta en Damasco que dejó 1.400 muertos, hubo un acuerdo internacional -avalado por Rusia- que obligó a Assad a desmantelar su arsenal.
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El régimen sirio se comprometió a entregar todas sus armas químicas a Rusia, para que este país lo transfiriera a los estadounidenses y fuera destruido. Este circuito se completó en 2014. Sin embargo, el Pentágono y varias potencias europeas sospechan que las fuerzas de Assad conservaron algo de ese material.
También es cierto que grupos extremistas, entre ellos el ISIS y el Frente al Nusra, robaron parte de material neutoróxico de los depósitos durante el comienzo de la guerra, aprovechando la debilidad del régimen.
Tras el bombardeo con Tomahawks del jueves pasado, Estados Unidos advirtió que podría haber nuevos ataques contra las fuerzas sirias si se produce otro episodio con gases tóxicos. Ayer se sumó Gran Bretaña a la embestida. El canciller Boris Johnson suspendió una visita a Moscú a raíz del drástico giro que tomaron los acontecimientos.
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En un comunicado divulgado por el ministerio de Exteriores británico, Johnson señaló que lo ocurrido en Khan Shaykhon cambió la situación, y dejó en claro que las potencias occidentales volvieron a su posición primaria de exigir la salida deAssad del poder, algo que había quedado atenuado en el último año.
“Los acontecimientos en Siria han cambiado la situación de una manera fundamental. Mi prioridad ahora es trabajar con los socios del G7 y crear consenso para una tregua en suelo sirio”, dijo Johnson, y enfatizó: “Deploramos la defensa continuada de Rusia al régimen de Al Assad, incluso después del ataque con armamento químico contra civiles inocentes”.
El gobierno de Putin salió a contraatacar apuntando a que la acusación contra Moscú y Damasco es parte de una estrategia del presidente Donald Trump de recuperar la iniciativa después de la caída de su imagen y de las duras derrotas internas que sufrió con varios proyectos.
“No tiene nada que ver con la política de Washington en Oriente Próximo, no es parte de una estrategia ni de un plan. Sólo trata de imponerse en condiciones de una descarnada lucha política interna en Estados Unidos”, subrayó María Zajárova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. “Todo es parte de una lucha de grupos de élite política y militar, que se han enzarzado en una pelea a vida o muerte”, destacó, apuntando a que “, agregó la diplomática.
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