Ecuador va a las urnas para decidir entre la continuidad o un giro a la derecha

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“Señorita, ¿qué va a llevar? ¿Frutilla, papaya, plátano, naranja? La morita está dulce, venga, pruebe”. Son casi las 10 de la mañana, llovizna en Quito y hay poca gente por las calles, pero en el tradicional mercado de Iñaquito, en el norte de la capital, el movimiento va en aumento. Los puestos de frutas y verduras se disputan a los clientes. “Tome, pruebe”, insiste la mujer y extiende la mano con un puñado de moras a esta enviada.

La vendedora no quiere decir su nombre. Cuando se le pregunta a quién votará este domingo, en la segunda vuelta para elegir al presidente de Ecuador, no duda. “A Guillermo Lasso. Necesitamos un cambio”. Y amplía: “Estamos mal, hay poco trabajo, todo está muy caro. Si cambia el gobierno, tenemos esperanza de estar mejor”, dice a Clarín.

En estas elecciones están en juego dos modelos opuestos de país: la de una “revolución ciudadana” basada en un elevado gasto público para financiar programas sociales, o el giro hacia un modelo que promete un mayor peso de la inversión privada y una millonaria reducción del gasto fiscal para enfrentar un déficit gigantesco.

Después de una década de estabilidad política -un logro no menor en un país que venía de una crisis con tres presidentes derrocados en una década- Ecuador decidirá quién asumirá las riendas del país por los próximos cuatro años. Cerca de 12,8 millones de personas irán a las urnas, al final de una campaña muy agresiva, con acusaciones de corrupción y temores de fraude.

El presidente Rafael Correa dejará en mayo el Palacio de Carondelet, con un legado de grandes obras de infraestructura, la reconstrucción de la red vial del país, nuevas centrales hidroeléctricas y una marcada reducción de la pobreza de la mano de amplios planes sociales. Pero a la vez arrastra un coro de críticas por la falta de respeto a los derechos civiles y un durísimo enfrentamiento con los medios de comunicación que no le son afines.

Aunque Lenin Moreno, de la oficialista Alianza País, obtuvo en la primera vuelta del 19 de febrero el 39,3% de los votos -a un paso del 40% que necesitaba para evitar el balotaje- contra 28,1% de su rival de derecha, la diferencia ahora entre ambos es mínima, según los últimos sondeos, publicados la semana pasada. Muchos analistas políticos temen un escenario de violencia si el resultado es muy ajustado y genera dudas.

Tanto Moreno como Lasso prometen mejoras en temas sociales, creación de empleos y crecimiento económico. Pero por caminos antagónicos.

Moreno, de 64 años, recorrió el país llevando como estandarte su plan de gobierno “Toda una vida”, que ofrece miles de viviendas a los sectores de menores recursos, un programa de salud para los recién nacidos, empleos para jóvenes, créditos para emprendimientos y aumentos de las pensiones.

Lasso, un ex banquero de 61 años, prevé eliminar impuestos para reactivar la producción y el comercio. El oficialismo lo considera el “candidato de la banca” y advierte que si gana la oposición se privatizarán hospitales y escuelas. Pero el líder del movimiento CREO garantiza que mantendrá la gratuidad de la salud y la educación. Además, promete derogar la ley de comunicación “para tener medios independientes y no sometidos por el gobierno”, y terminar con el modelo “correísta”, al que ha comparado con el chavismo.

La crisis en Venezuela se coló en el final de la campaña aquí. “Ecuador no es Venezuela”, aclaró el viernes el gobierno de Correa, tras la decisión del máximo tribunal de justicia venezolano de asumir las funciones del Parlamento.

Quito ha sido siempre aliado de Caracas, pero ahora se distanció de la medida tomada por el gobierno de Nicolás Maduro, que desató el rechazo unánime de la comunidad internacional y una crisis tan profunda que ayer el propio líder venezolano dio marcha atrás.

“En Ecuador han tratado de involucrar a Venezuela en el tema electoral. Han buscado confundir a la población con el argumento de que Ecuador se va a convertir en Venezuela. Pues no”, aseguró el canciller Guillaume Long, en un comunicado.

Lasso también habló del tema. “CAMBIO es evitar que el Ecuador viva lo que está pasando nuestro país hermano Venezuela, evitar una dictadura”, publicó en Twitter.

“La sociedad está muy divida. Hay mucha confrontación”, dice a esta enviada el taxista Efraín Guerrero. “Yo voto a Correa. Bueno, a Lenín, que es casi lo mismo”, señala. “El ha hecho cosas por el país, a mi familia le ha ido bien. Con Lasso volveríamos a la época en que gobernaba la banca”, agrega.

En el mercado de Iñaquito, cerca del parque La Carolina, huele a frutas, flores y especias. Un poco más allá se mezcla el olor de los puestos de pescado y mariscos.

Eugenia Estrella es contadora en una empresa. Compra carne mientras habla con Clarín. “Está bien difícil la situación. Yo voto a Lasso, no porque me guste mucho, pero necesitamos un cambio. Esperamos tener un poco de diálogo, de respeto. Pero gane quien gane, no la tendrá fácil”, dice, escéptica.

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