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Ganaba la continuidad. El ex vicepresidente Lenin Moreno sería el próximo mandatario de Ecuador. Después de horas de incertidumbre, con encuestas en boca de urna que daban resultados opuestos, se confirmaba que el candidato de la oficialista Alianza País se imponía en esta segunda vuelta por 51,15% contra el 48,85% del ex banquero Guillermo Lasso. Desde el 24 de mayo, sería presidente de un país profundamente dividido y sumido en una profunda crisis económica.
Minutos después de las 8 de la noche (las 22 en Argentina) el Consejo Nacional Electoral dio los resultados oficiales, después de tres horas de zozobra, tras el cierre de los comicios. A las 17, una encuesta en boca de urna daba ganador a Lasso por 53,02% contra 46,98% de Moreno. Pero otro sondeo, de Perfiles de Opinión, le otorgaba el triunfo a Moreno por 52,2% contra 47,8%.
En ese momento, ambos candidatos salieron a celebrar y hablaron al país ya como ganadores. Lasso apareció en varios canales de TV, diciendo que había ganado “la democracia, la libertad”.
Moreno, que en un principio llamó a esperar los resultados oficiales antes de salir a celebrar, finalmente dejó el Hotel Quito, donde esperaba con su equipo los resultados, y fue hasta la Tribuna de los Shyris, en el norte de la capital, donde desde temprano se habían concentrado sus seguidores. Allí, sobre un escenario rodeado del color verde que caracterizó su campaña, confirmó que, según datos “certeros” que manejaba su campaña, era el ganador. Y desde allí llamó a Lasso a reconocer su derrota.
Fue el final de la campaña más combativa de la última década en Ecuador.
En las últimas semanas, la pelea se había centrado en acusaciones cruzadas de corrupción, agresiones verbales y hasta físicas y el temor de un posible fraude. Se temía además un estallido de violencia si la diferencia de votos entre ambos candidatos terminaba demasiado ajustada, como finalmente fue.
La tensión fue creciendo en las últimas semanas, en medio de una campaña en la que se enfrentaban dos candidatos con visiones totalmente opuestas. En la primera vuelta del 19 de febrero, Moreno había logrado un 39,36% -pero no alcanzó el 40% que necesitaba para ganar en primera vuelta- y Lasso consiguió 28,09%. Pero los resultados finales de la primera vuelta demoraron tres días, y hasta último momento no estaba claro si habría balotaje.
La campaña se centró en las últimas semanas un duelo entre dos figuras que encarnan dos modelos: la continuidad de un modelo basado en un elevado gasto público para financiar programas sociales destinados, básicamente, a reducir la pobreza y mejorar las condiciones de los sectores más necesitados, o el giro hacia un modelo que promete un mayor peso de la inversión privada y una millonaria reducción del gasto fiscal para enfrentar un déficit gigantesco.
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