Geraldo Alckmin: "Brasil necesita una estrategia fiscal dura, tasas bajas y dólar competitivo"

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El gobernador de San Pablo Geraldo Alckmin forma parte de la tríada que conduce la socialdemocracia brasileña. Con 64 años, y 40 de experiencia política, es uno de los líderes mejor posicionados dentro de su partido para competir en las presidenciales de 2018. Médico de profesión, desde 1977 en adelante ejerció distintos cargos municipales, estaduales y federales. Fue diputado nacional y en dos oportunidades llegó al Ejecutivo paulista. En este momento cursa sus dos últimos años del segundo mandato provincial. En 2006 fue elegido por el PSDB (su agrupación) como el candidato que debió disputar con el ex presidente Lula da Silva las elecciones de ese año. Ahora sus chances serían mucho mayores si es que finalmente acepta una vez más el desafío.

Esta entrevista exclusiva con Clarín se hizo el viernes de la semana pasada, justo en el momento de la realización del Foro Económico Mundial en Buenos Aires. Todavía no había estallado en Brasil el “tsunami” político de las delaciones del grupo Odebrecht, y la nómina de involucrados en la causa conocida como Lava Jato. La lista de los sospechosos fue entregada recién este martes último por el juez de la Corte Suprema Edson Fachin. En ella, Alckmin es mencionado como la inmensa mayoría de la élite política de su país, como supuesto beneficiario de financiación irregular de las campañas electorales, al igual que otros compañeros de su partido; como tambien representantes del Partido de los Trabajadores y del Partido del Movimiento Democrático de Brasil. Las tres agrupaciones son las que dominan, desde hace años, el escenario político brasileño.

En una declaración especial para este diario sobre ese asunto, el gobernador paulista rechazó las revelaciones formuladas por ex ejecutivos de la constructora. “Nunca pedí, a lo largo de mi vida política, recursos irregulares. Tampoco autoricé a que lo hicieran en mi nombre. Jamás recibí un sólo centavo ilícito”. Para el PSDB, como también para el gobernador, es preciso “impedir una parálisis de Brasil, por causa de investigaciones sobre presuntas irregularidades”.

-Con turbulencias políticas que reemergen cada vez con más frecuencia en Brasil ¿piensa que el país tendrá posibilidades de recuperarse de la profunda recesión en la que está sumergido desde hace dos años?

-Creo que habrá una recuperación lenta, pero también pienso que será consistente. Claro que esto va depender de algunas condiciones, como la aprobación de medidas claves para la economía como la reforma previsional y laboral. Nosotros ya vemos síntomas de repunte, aunque no alcanza de igual manera para todos los sectores. El campo vive un buen momento: ayudado en gran medida por el clima este año habrá una cosecha récord. En cuanto a la industria, el crecimiento no beneficiará a todos los sectores por igual, aunque ya se nota una actividad más vigorosa. Lo percibimos a través de un aumento en la recaudación de impuestos en el estado de San Pablo, que es precisamente el más industrial. Le diría que después de tres años de recesión, con una crisis económica de una gravedad inédita en nuestra historia, lo que viene para fin de este año y el próximo es una salida del pozo con crecimiento sostenido.

-¿Pero usted cree que, en esta realidad tan traumática, es posible que su país ofrezca en 2017 índices positivos de actividad?

-No tengo dudas. Tendremos un crecimiento. Por supuesto, será empujado este año por el “agro negocio”, pero también por segmentos de la industria y de los servicios. Le doy algunos datos: el agro negocio va bien en el país y, particularmente, en San Pablo. Aquí la caña de azúcar es relevante y este año exhibe precios excelentes porque faltó azúcar en el mundo; pero otros rubros tuvieron también un gran desempeño como frutas, flores, caucho y carnes. De todos modos, está claro que sin la reforma laboral y previsional no habrá chances de mejorar la situación. Si en este primer semestre se aprueban esas dos leyes y, también, la reforma política, el crecimiento saldrá sin duda muy fortalecido.

-Se sabe que varios estados provinciales atraviesan una crisis financiera muy fuerte. Entre ellos, se mencionó a San Pablo. ¿Eso no conspira eso contra la estabilización político-económica?

-Hay tres estados provinciales que deben ser ayudados por el gobierno federal, que debe suspender el pago de las deudas por parte de estos gobiernos provinciales con el gobierno federal por tres años. Son Río de Janeiro, Río Grande del Sur y Minas Gerais. Los demás tienen una situación diferenciada, sin tantos apremios. Y a medida que la economía comience a crecer van a resolver los problemas.

-Usted es mencionado como el político con más chances de ser candidato por el PSDB para las presidenciales de 2018.¿Cuáles son los desafíos que le esperan al próximo presidente elegido para remontar este Brasil frágil? Me refiero a otras medidas además de esas reformas que usted mencionó.

-En Brasil, las elecciones son en año par. Y nosotros estamos ahora en un año impar (risas). Por la tanto, la campaña presidencial recién empezará el año próximo, y tanto el candidato como el programa económico saldrán de una decisión colectiva de nuestro partido. Pero le diría lo siguiente: nuestra plataforma debe contemplar tres ejes claves: una estrategia fiscal muy dura; una política monetaria con tasas de interés bajas y un tipo de cambio competitivo. Esa es la combinación ideal para garantizar la competitividad de nuestra producción. También hay que buscar una ampliación de nuestro comercio exterior. Eso es fundamental en un mundo globalizado y creo que nosotros, los del bloque del Mercosur, precisamos avanzar en esa dirección.

-¿Le darían prioridad al Mercosur en una eventual gestión suya?

-Sin duda. Soy un gran defensor de la integración latinoamericana. Creo de cualquier manera que nosotros en el Mercosur no hemos hecho grandes adelantos en comerciar con el resto del mundo. Precisamos avanzar en el acuerdo con la Unión Europea, que lleva más de 20 años, y con los países de la Alianza del Pacífico. Es una tarea clave. Por otro lado, pensamos que en la medida en que Brasil vuelva a crecer, su repunte tendrá un impacto importante en la región.

-Usted menciona a los países de la Alianza del Pacífico, que son los socios naturales, tanto para Brasil como para Argentina. Pero una zona de libre comercio con la UE, no parece tan sencilla de lograr.

-Es claro que en relación a América Latina, el Mercosur y la integración con los países del Pacífico más que una opción es un destino, como decía el ex canciller brasileño Celso Lafer. Precisamos acelerar ese trabajo. En cuanto a la Unión Europea hay que intentar firmar los acuerdos lo antes posible. Y no sólo con ellos, sino también con otros bloques que pueden ser buenos mercados de nuestros productos. Quiero subrayar que el gran desafío del mundo, y por lo tanto de Brasil va a ser el empleo y los ingresos. Hay que tomar en cuenta que la tecnología desemplea y, por lo tanto, se impone estimular la actividad económica.

-Justamente por eso surge un interrogante: ¿Cómo se las van arreglar nuestros países para resolver la caída estructural del empleo que provoca el ingreso en la cuarta revolución industrial?

-Hay que elevar la educación y al mismo tiempo generalizarla. En el caso de San Pablo, la universalización del acceso está completado. Lo que falta ahora es poner al alcance de todos la enseñanza infantil, con jardines de infantes y preescolar. Por otro lado, los gobiernos se ven enfrentados al desafío de la desaparición de empleos tradicionales a una velocidad impresionante. Le pongo un ejemplo del estado de San Pablo en el caso del “agro negocio”: aquí desapareció el trabajo del cortador de caña. Esa función hoy está mecanizado, como muchísimas otras. Para esas situaciones decidimos implementar cursos de tecnólogos en mecánica de agricultura de precisión. Y creamos un “big data” del agro negocio. Nuestros tiempos son de cambios profundos y muy rápidos. Y, muchas veces, los gobiernos no logran enfrentar ese desafío porque se mantienen en posiciones muy conservadoras.

-¿A qué se refiere con conservadoras?

-Al hecho de ser refractarios a esos cambios. Si el desafío es el empleo de nuevo tipo, cómo se entiende que Brasil tenga una legislación laboral de 60 años atrás. No es compatible con la nueva realidad y eso exige hacer reformas; realizar cambios de fondo.

Críticas al proteccionismo

Geraldo Alckmin, el gobernador de San Pablo, no quiere hablar de su candidatura a las elecciones generales de 2018 en Brasil. En la entrevista con Clarín estiró la toma de decisiones en su partido, la socialdemocracia, para inicios del año próximo. Recién entonces se empezarán a definir dentro de las agrupaciones políticas quién tiene condiciones de competir en las presidenciales. De todos modos, se sabe a priori cuáles pueden ser las plataformas programáticas. El socialdemócrata PSDB confía en que Michel Temer pueda sancionar leyes de flexibilización laboral y de reforma jubilatoria. Son temas claves para los socialdemócratas, y calculan que si el actual presidente brasileño, del PMDB, cumple con esa misión, les dejará espacio para proponer otros temas.

-Supongamos que usted fuera candidato a presidente por el PSDB ¿Qué políticas irá a proponer para promover una sociedad brasileña con menos desigualdades que la actual?

-Primero quiero reiterarle algo que ya dije en varias oportunidades: en este momento solo puedo ser candidato a presidente del club Santos; que es el equipo de Pelé. Claro que es cierto que Brasil tiene dimensiones continentales. Hay de hecho muchos “Brasiles” y cada uno muestra realidades muy diversas. También es verdad que campea la pobreza. Y es un mal que afecta no solo en algunos estados provinciales sino a todo el país. Basta ir a las periferias de las grandes ciudades. Para nosotros, la mejor política social es la de generar empleo. Y para eso precisamos estimular la actividad emprendedora.

-Pero ¿qué pasa con aquellos estados provinciales del nordeste brasileño que tuvieron un fuerte despegue durante los últimos doce años y ahora vuelven a una situación casi miserable?

-Hoy existe una nueva frontera agrícola en Brasil y es el llamada de “Matopiba”. Se trata del cuadrilátero que incluye los estados de Mato Grosso, Tocantins, Piauí y Bahía. Tenemos que garantizar que esa región, donde hay sequías devastadoras, tenga agua suficiente y una infraestructura bien desarrollada. De por sí esto último deberá generar empleo. Todo esto requiere de una buena afluencia crediticia. De todos modos, la cuestión del agua en el Nordeste es central.

-En el gobierno de Estados Unidos, hoy está Donald Trump. Fue una revolución en el escenario mundial. ¿Cómo ve usted que debe ser la relación de Brasil con esta administración republicana?

-En el mundo el gran desafío del presente es la cuestión de empleo y los ingresos. Y frente a eso habrá dos actitudes. Una es el proteccionismo que busca preservar el empleo propio. La otra es el comercio mundial, de tener más oportunidades. Veo que el camino es el de la integración, de fortalecer bloques regionales y del otro lado, fomentar el comercio mundial que tendrá un papel cada vez mayor. De modo que, independientemente de Estados Unidos, tenemos que caminar con el Mercosur la senda de la integración y una mayor participación en el comercio mundial. En el mundo de hoy, no es posible el aislamiento.

-Por último, las exportaciones cárnicas de Brasil sufrieron un impacto considerable el último mes ¿Eso no es factor que afecta a la economía agraria?

-Tuvimos un momento crítico con el episodio de la “Carne débil”. Pero entiendo que el gobierno de Michel Temer reaccionó rápido y frenó la sangría.

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