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En una declaración de último momento, el presidente de Brasil, Michel Temer, sostuvo hoy que “las manifestaciones políticas convocadas para este viernes ocurrieron libremente en todo el país”.
“Una vez más hubo la más amplia garantía del derecho de expresión. Desgraciadamente…hubo hechos aislados de violencia, como los lamentables incidentes ocurridos en Río de Janeiro”
Esta huelga general tuvo, en algunos casos, connotaciones violentas provocadas por grupos de individuos encapuchados, que destrozaban vidrieras al paso. Eran los célebres “black blocs” que habían actuado en las manifestaciones de 2013 y que luego desaparecieron del escenario de protestas en Brasil.
En Río de Janeiro se quemaron colectivos en la huelga. (EFE/Antonio Lacerda)
Su reaparición tuvo consecuencias funestas: un acto de las 14 centrales sindicales convocado en Cinelandia, el centro carioca, no pudo comenzar. En ese momento, el lugar estaba invadido por el humo de los gases lacrimógenos lanzados por la Policía Militar. Hubo disparos de balas de goma y del otro lado depredaciones de todo tipo.
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El enfrentamiento comenzó a las 17 horas y adquirió grandes proporciones. Jóvenes enmascarados comenzaron a tirar piedras y pedazos de hierro contra las fuerzas policiales del Batallón de Choque. Estas respondieron con el lanzamiento de gas pimienta y lacrimógenos. Pero lejos de ahuyentar a los “revoltosos”, la represión se descargó contra manifestantes pacíficos que debieron abandonar sus pancartas y correr a protegerse.
Brasil estuvo jaqueada por una masiva huelga (EFE/Antonio Lacerda).
Los disturbios continuaron por las avenidas céntricas de Río, donde estos grupos de “black blocs” continuaron con su trayecto destructivo. En persecución, atrás de ellos, iban motos policiales.
Hubo también confrontaciones entre manifestantes y policías en San Pablo. Pero la intensidad de esos enfrentamientos fue el usual en estos casos.
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