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Las condenas a muerte en Estados Unidos cayeron a mínimos históricos en 2016 y las ejecuciones un 37% en todo el mundo, reveló el martes Amnistía Internacional (AI), denunciando que China es el gran verdugo del mundo.
En Estados Unidos, las 32 penas de muerte impuestas en 2016 significaron la cifra más baja desde 1973, y las 20 ejecuciones realizadas hicieron salir a este país del grupo de los cinco primeros en este capítulo por primera vez desde 2006, afirmó Amnistía en su informe anual sobre la pena capital.
Número de ejecuciones por país, según Amnistía Internacional./ AFP
Es “un signo de esperanza para los activistas que durante tanto tiempo han hecho campaña para acabar con la pena capital”, dijo Salil Shetty, secretaria general de la organización con sede en Londres.
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El descenso en Estados Unidos es “un claro signo de que los jueces, los fiscales y los jurados le están dando la espalda a la pena de muerte como medio de administrar justicia”, estimó la organización.
En total, AI registró 1.032 ejecuciones en todo el mundo en 2016, 37% menos que en 2015, el año más cruento en este capítulo desde 1989, con 1.634.
China
Esta cifra excluye a China, donde las estadísticas al respecto son secretas, aunque Amnistía da por descontado que se trata del país que más recurre a la pena capital, más que el resto del mundo en su conjunto.
Nicholas Bequelin (izq.) de Amnesty International y James Lynch, vice director del Programa de Asuntos Globales, presentan el informe sobre la pena de muerte, en Hong Kong. / AFP
Amnistía dio con noticias de al menos 931 ejecuciones en China entre 2014 y 2016, “sólo una fracción del total”, que podría ser de miles de personas.
“China es el único país que mantiene un régimen de completo secreto sobre las ejecuciones“, explicó el director de Amnistía para el este de Asia, Nicholas Bequelin, en una rueda de prensa en Hong Kong.
“Probablemente, el motivo es que las cifras son tan asombrosamente altas que China no quiere ser (vista) como un completo caso aparte en el mundo”, agregó.
Los cinco países que más ejecuciones concretaron en 2016 fueron, en este orden, China, Irán (567), Arabia Saudita (154), Irak (145) y Pakistán (87).
AI constata con preocupación que las ejecuciones en el Egipto del presidente Abdel Fatah Al Sisi se duplicaron en 2016, de 22 a 44, y el país fue el sexto del mundo en las estadísticas.
Bajo Al Sisi, “Egipto ha asistido a un incremento sin precedentes de las ejecuciones en masa tras juicios injustos”, denunció el informe.
Al Sisi decretó este fin de semana el estado de emergencia durante tres meses en respuesta a los atentados contra iglesias coptas reinvindicados por el ISIS, que dejaron decenas de muertos.
Finalmente, Amnistía reclamó transparencia a China.
“China quiere ser un líder en la escena mundial, pero cuando se trata de la pena capital lidera de la peor manera posible, ejecutando más gente al año que cualquier otro país del mundo”, destaca AI.
“Es hora de que China corra el velo de este secreto mortífero y confiese”, dijo Shetty.
Además de los estados ya citados, estos son otros países que ejecutaron a reos en 2016, entre los que no se encuentra ningún latinoamericano: Afganistán (6), Bangladesh (10), Bielorrusia (4), Botsuana (1), Indonesia (4), Japón (3), Malasia (9), Nigeria (3), Palestina (3, por las autoridades de Hamas en la Franja de Gaza), Singapur (4), Somalia (14), Sudán del Sur (sin cifras), Sudán (2), Taiwán (1) y Vietnam (sin cifras).
Los métodos usados en las ejecuciones fueron desde las decapitaciones (Arabia Saudita), hasta los ahorcamientos (Afganistán, Bangladesh, Botsuana, Egipto, Irán, Irak, Japón, Malasia, Nigeria, Pakistán, Palestina, Singapur, Sudán del Sur), pasando por las inyecciones letales (China, Estados Unidos, Vietnam) y los fusilamientos (Bielorrusia, China, Indonesia, Corea del Norte, Palestina, Arabia Saudita, Somalia y Taiwán).
Fuente: AFP
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