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Martín Lousteau se despidió ayer de la embajada argentina en Washington y tajeó el único dominio que Mauricio Macri tenía bajo control: la ciudad de Buenos Aires, cuna del PRO y, desde lo simbólico, la plaza electoral donde el Presidente debe ganar si o si.
Con su retirada de EEUU, Lousteau hace un cambio de piel molesto para Macri: deja de ser el socio autónomo, el amable contrincante que “colabora con el gobierno”, para convertirse en candidato que podría volverse su verdugo.
“No fue una salida acordada” avisaron desde Casa Rosada y trasmitieron sorpresa por una decisión que, sin embargo, Lousteau le había anticipado a algunas figuras de su espacio ECO y del frente Cambiemos.
Uno de ellos, de diálogo directo con el Presidente, atribuyó la renuncia a los chispazos por el affaire de la supuesta compra de armas a EE.UU. y ligó la difusión de una carta del economista a un legislador estadounidense con una maniobra del PRO porteño para “dañar” a Lousteau. Campaña de entrecasa.
En Uspallata, la sede de gobierno porteño, también hubo sorpresa. Doble: por la renuncia y por el rumor que los involucra que, claro, desmintieron. En estos días, Horario Rodríguez Larreta dijo que esperaba tener una charla con el economista para hablar sobre el esquema electoral en la ciudad. No ocurrió.
Anoche, el jefe de gobierno porteño habló con LN+ y recurrió a un revelador pretérito imperfecto. “Martín era parte del Gobierno, estaba haciendo un buen trabajo en la Embajada” dijo y aseguró desconocer la razón de la renuncia. “Para saber los motivos hay que preguntarle a él” cerró el capítulo.
En el PRO deslizaban ayer que Lousteau aprovechó el debate sobre la hipotética compra de armas a EEUU como una excusa para dejar la embajada y despegarse del gobierno.
“Fue un ciclo terminado y la renuncia fue en buenos términos” dijo a Clarin un dirigente de ECO y buscó bajar la espuma a una salida que, a primera vista, se percibe tóxica. Suena alocado que abandone, sin preaviso, el gobierno de un espacio político del que luego será candidato.
“Martín sabe que si en 2019 quiere ser jefe de gobierno, este año debe sumar legisladores y volumen político” es uno de los argumentos que esbozan en ECO para militar la candidatura de Lousteau, cuya identidad política está en suspenso.
Late, ahí, la principal incógnita: competir por dentro o por fuera de Cambiemos. La UCR de la ciudad, que preside Emiliano Yaccobitti, es el puntal del armado porteño y puede convertirse en un problema para la Casa Rosada porque implicaría, en la práctica, la fractura de Cambiemos.
Los sondeos que miran en Gobierno muestran que hay un universo de votantes porteños que comparten una mirada positiva sobre Macri y Lousteau. Un dato duro: Elisa Carrió, que apadrinó al economista junto a Ernesto Sanz en 2015, baja de 45 a 37% de intención de voto si en la oferta aparece ECO.
Piruetas del azar, este fin de semana Felipe Solá desechó la hipótesis de ser el postulante del Frente Renovador en CABA lo que despejó el camino de Lousteau que resulta, además, atractivo para una parte de los votantes de Sergio Massa y casi todos los de Margarita Stolbizer.
En el ARI ayer seguían las novedades en silencio pero atados a un criterio: Carrió con su CC apostará a Cambiemos y “a defender la presidencia de Macri”. Todo un mensaje: ¿puede Lousteau, como dicen a su lado, saltar la grieta y diferenciarse del PRO porteño sin perjudicar al presidente?
Hay un atajo: que se anote en la primaria de Cambiemos, como señal de que se ensancha ese frente. No es el escenario que más simpatiza a Rodríguez Larreta.
Lousteau reunirá hoy a la mesa de ECO, en un local de Pellegrini al 500. Estarán Yaccobitti, el socialista Roy Cortina y, entre otros, el legislador Juan Nosiglia. Son algunos de los que, en estos meses, remaron para tenerlo como candidato este año.
“Si Mauricio le ofrece a Martín ir por dentro de Cambiemos, Martín va a aceptar y todos nosotros lo vamos a respaldar” aseguró a Clarín un operador de ECO que invierte la carga de la prueba: Macri necesita de Lousteau, no al revés.
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