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Las intensas lluvias complican a los productores del sur de Córdoba en medio de la cosecha de la soja. En una región en la que la media mensual de precipitaciones es de menos de 80 milímetros en marzo y abril (160 milímetros en los dos meses), se acumularon casi 300 milímetros en lo que va del otoño y se inundaron más de 100.000 hectáreas, sobre todo en los departamentos General Roca y Roque Sáenz Peña, los dos más afectados.
“Yo tengo más de 1.500 hectáreas afectadas y es una verdadera lástima porque los rendimientos son muy buenos. Hay lotes en los que cosechamos hasta que el fierro se entierra”, le contó a Clarín Rural Juan Antonio Martínez, que siembra unas 5.000 hectáreas en esta región de Córdoba, con base en Huinca Renancó.
La altura de la napa es uno de los principales problemas. Hay lotes de soja que pintan muy bien pero a los que no se puede ingresar con la cosechadora porque el agua está a solo 20 o 30 centímetros de la superficie.
Un informe que acaba de publicar la Bolsa de Cereales de Córdoba estima que los cultivos que no se van a poder trillar en las más de 100.000 hectáreas afectadas en el sur cordobés representan unos $ 1.817 millones (U$S 117 millones). Son 257.000 toneladas de maíz, que valen $ 623,5 millones (U$S 40 millones), 234.000 de soja ($ 883,5 millones o U$S 57 millones) y 30.500 toneladas de maní ($ 310 millones o U$S 20 millones).
Cuando el agua comience a bajar, la situación financiera de los productores va a ser muy complicada, porque se perdió buen parte de la cosecha gruesa.
Los muy buenos rindes que están logrando los productores solo compensan en forma parcial estas pérdidas. Martínez lo explica con los números del monitor de rinde en la mano. El promedio de la soja que viene trillando es de 47 quintales por hectárea, cuando lo habitual en la zona es de entre 25 o 27 quintales por hectárea. Pero si suma a la ecuación las hectáreas que no puede cosechar -por los anegamientos y la falta de piso- la media de rinde cae a solo 21 quintales.
En los primeros lotes de maíz que se cosecharon esta campaña, se alcanzaron los 100 quintales, una cifra que está 30 quintales por encima de lo normal, pero este es el cultivo que más hectáreas anegadas tiene en los cuatro departamentos afectados (a General Roca y Sáenz Peña, hay que sumar Unión y Marcos Juárez).
En Serrano, el productor Ricardo Barraco también está muy preocupado. “Las pérdidas son millonarias y no solo en la agricultura. En nuestra zona cerraron unos doce tambos”, advirtió. Está semana cosechó un pedazo de un lote de maíz -la parte que no tenía agua- que dio más de 100 quintales (cuando lo normal eran 70 u 80 quintales), pero son muy pocos los campos a los que puede entrar con la cosechadora.
“El tamaño de la laguna del 7 se duplicó en los últimos dos meses y hay gente que tiene un metro de agua en su campo. Los próximos meses van a ser muy difíciles desde el punto de vista financiero”, reconoció Barraco.
En este contexto, la Bolsa cordobesa advierte dos cuestiones relevantes: la mayor parte de los hectáreas inundadas son de buena aptitud agrícola (la mitad de los suelos afectados son clase III en los departamentos General Roca y Roque Sáenz Peña y sobre todo clase II en Unión y Marcos Juárez). Y la cantidad de zonas con agua es ocho veces mayor a la que había en esta región en el 2014.
El informe concluye con una comparación que permite dimensionar la escala de las pérdidas. Con los más de $ 1.800 millones de pesos que no se van a poder cosechar se podrían poner en marcha unos 50 feedlots de 2.500 cabezas por ciclo, que generarían más de 200 empleos directos.
También invertir en 60 granjas porcinas de 250 madres cada una (contratando a 240 personas) o instalar 130 biodigestores de 2 megavatios de potencia por hora que darían electricidad a 34.000 hogares, agregando valor a 1.530 toneladas diarias de maíz y 204 toneladas de estiércol.
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