A diferencia de la repercusión que tuvo el centenario del 25 de Mayo en 1910, el día de los 100 años de la declaración de la Independencia no contó con la misma resonancia internacional. Es que 1916 fue el año en que se desarrollaron las más cruentas batallas de la Primera Guerra Mundial, por lo que no se contó con destacados visitantes del mundo entero como había ocurrido en 1910.
Para entonces, en el país el clima social estaba enrarecido. “Una multiplicidad de factores convergían y hacían sumamente inestable la situación política, social y económica de la Argentina. El mandato de Victorino de la Plaza llegaba a su fin; el 2 de abril de ese año, Hipólito Yrigoyen había sido elegido como presidente de la Nación, gracias a la entrada en vigor de la llamada Ley Sáenz Peña –escribió María Teresa Fuster en su investigación El Centenario de la Independencia–. El 9 de julio de 1916, la ciudad amaneció con el resonar de campanas de las iglesias porteñas. Tras el Tedeum en la catedral metropolitana, a las 13 comenzó el desfile militar, que tuvo como corolario el atentado contra el presidente, que afortunadamente se frustró”.
Grupo de personas colocaron una ofrenda floral en el panteón de las Damas Patricias.
Las delegaciones extranjeras desfilaron en señal de fraternidad sudamericana.
Cientos de personas participaron de los actos en homenaje a la celebración patria.
Acto inaugural del Boulevard Rivadavia y Circunvalación durante los preparativos de la celebración.
La Brigada de Exploradores uruguayos desfilan en la Dársena Sur.
La Ciudad de Buenos Aires fue el epicentro de los festejos patrios.